Tucurinca es un emprendimiento colombiano que ha reinventado la silla tropical tejida en plástico. Nacido en la costa caribeña, este proyecto fusiona tradición artesanal y diseño contemporáneo para conquistar espacios desde Santa Marta hasta Nueva York.
La historia de Tucurinca comienza con los recuerdos de la infancia de su fundador, Rafael Zúñiga, en una finca familiar del corregimiento de Tucurinca, en Magdalena (Colombia). Allí abundaban mecedoras y sillas tejidas con fibras como zuncho, cabuya o mimbre, que son característicos de la región del Caribe colombiano. Inspirado por esta tradición y por diseños tropicales, como la famosa silla Acapulco de México, Zúñiga regresó a su Santa Marta natal, decidido a rescatar la silla tejida y darle un nuevo nombre colombiano.
Desde sus inicios, su taller ha colaborado con artesanos locales expertos en tejido. Con estructuras de acero como base, cada silla se entrelaza a mano con cuerda plástica de PVC en combinaciones de colores. Este proceso artesanal, que también emplea fibras sintéticas recicladas y materiales naturales de la región, garantiza piezas resistentes y aptas para interiores y exteriores. El resultado son diseños que expresan la alegría y riqueza cultural del Caribe, con patrones y tonalidades inspirados en barrios tradicionales, pero con un giro contemporáneo.
El impacto de Tucurinca en el diseño latinoamericano ha sido notable. Sus sillas se han convertido en un referente del nuevo diseño colombiano. La marca ha desarrollado docenas de modelos, desde butacas hasta lámparas, y ha llevado sus creaciones a más de 15 países. Incluso la tienda del MoMA de Nueva York ha comercializado uno de sus diseños. Medios internacionales como Wallpaper y Vogue han destacado sus muebles, y sus colaboraciones con diseñadores extranjeros consolidan su presencia en el mercado actual.
Las sillas de Tucurinca expresan la alegría y riqueza cultural del Caribe, con patrones y tonalidades inspirados en barrios tradicionales, pero con un giro contemporáneo. Crédito: Cortesía Tucurinca.
Tucurinca es un ejemplo de cómo el diseño latinoamericano puede triunfar revalorizando sus raíces. Esa silla típica del Caribe, antes relegada a los patios tropicales, renace hoy como símbolo de estilo y autenticidad. Como afirma Zúñiga, “si México tiene la silla Acapulco, ¿por qué no puede existir en Colombia la silla Tucurinca?”. Hoy, Tucurinca es una marca inspiradora con proyección internacional, lista para seguir tejiendo su historia en el mundo del diseño.