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Los Mochis significa comer delicioso, pero también visitar playas y manglares de exquisita biodiversidad, así como un histórico puerto que es parte de la memoria viva de esta región que nació como un sueño. El parque de Los Cañeros es uno de los mejores sitios para pasar la tarde y ver buen béisbol. Quizás ahí, tomando una de las famosas cervezas de la zona, puedas descubrir cómo esta ciudad se formó, hace apenas 120 años, a partir de la utopía de un grupo de estadounidenses.
El clima tropical de Los Mochis se siente desde que bajas del avión en el aeropuerto. Esta sensación de calor y humedad debe haber sido la misma que en 1880 sintió Albert Kinsey Owen, un joven estadounidense que al llegar a la zona se encontró con un territorio “cubierto de pitahayales y varaprietas, de mezquites y de mochis, una humilde hierbecita que prestó su nombre a la población”, cuenta el historiador Mario Gill.
Cuando Owen vio barcos mercantes navegar frente a la bahía de Topolobampo, tuvo una idea: construir un tren para traer mercancías desde Kansas y embarcarlas en el puerto sinaloense. Para lograrlo, obtuvo una concesión del gobierno mexicano y fundó una colonia de estadounidenses que, con sus propias manos, construyó el canal para traer agua del río El Fuerte.
La colonia norteamericana prosperó con dificultades y el sueño de Owen se disolvió, aunque el tren sí comenzó a construirse en 1885. A la partida de Owen, el norteamericano Benjamin F. Johnston se enteró del potencial agrícola de Los Mochis, se asoció con un hacendado local productor de caña e inició su propio ingenio azucarero, el cual detonó un boom económico en la zona. La población fue creciendo en torno al ingenio y a inicios del siglo XX fue trazada al estilo estadounidense, con calles amplias y arboledas que pueden apreciarse hasta hoy.
Pasear en la bahía de Topolobampo, a minutos de Los Mochis, es un deleite para quienes aman la naturaleza y las aves marinas. Crédito: Camilo Christen.
Visitar este puerto es un paseo lleno de interés. Aquí, la biodiversidad está bajo el agua, en las ramas y los aires.
Hacer un viaje en lancha por la bahía es un lujo para los amantes de las aves: águila pescadora, pájaro bobo patiazul, gaviotas, patos y pelícanos vuelan cerca de la embarcación. Sobresale la isla de pájaros; rodearla es un deleite de ornitología y en ese trajín puedes observar algunos delfines brincoteando.
De entre todos estos delfines hay uno muy especial y legendario que fue bautizado por los lugareños como el “Pechocho”. Se trata de un caprichoso y consentido cetáceo que, cuando está juguetón, aparece cerca de la lancha respondiendo a las palmadas sobre el agua que el guía sugiere a los visitantes. Probablemente se dejará rascar, porque con su gruesa piel, para él las caricias son prácticamente imperceptibles y hace falta usar las uñas para ponerlo feliz.
Se trata de la playa favorita de los mochitenses y un lugar ideal para tener un día familiar o romántico. Los mariscos son de lo mejor que puedes probar en tu vida. Frente a tus ojos, van sacando los ostiones del mangle. El pargo zarandeado se va cocinando sobre las brasas y un aguachile de camarón ya está en la mesa esperando.
Los manglares de El Maviri son conocidos como “el oro verde” de la región. Gracias a este ecosistema que tolera la enorme concentración salina, esta bahía es rica en camarones y ostiones, entre otros productos del mar. Además, el mangle es capaz de absorber gases tóxicos al tiempo que ayuda al crecimiento del gran generador de oxígeno para la Tierra: el fitoplancton.
Si tienes la suerte de visitar Los Mochis en invierno, no pierdas la ocasión de ver un partido de Los Cañeros, su equipo de béisbol. La pasión deportiva del Pacífico mexicano respira gracias a la pelota caliente. Una buena parada previa es aquella que hagas en alguno de esos locales callejeros de tacos al vapor: de papa con carne deshebrada, en tortilla de maíz o harina, van bañados con un caldillo de frijol mayocoba (endémico de la región).
El destino de Los Mochis está histórica y turísticamente unido al de Topolobampo, con una maravillosa combinación de mar, naturaleza, atardeceres y el inigualable sabor sinaloense. Crédito: Ritta Trejo.
Aves, delfines, manglares, mariscos de salinidad perfecta… Los Mochis te espera con su utópica historia fundacional, su camino a la Sierra Tarahumara y su pasión por el béisbol.