El cabrito suele prepararse asado, ensartado en una vara y cocinado de manera lenta, al fuego. No se le agrega nada, ni siquiera sal (a esta preparación suelen llamarla al pastor, pero no hay que confundirla con la versión de la capital, pues aquí no se agrega ningún tipo de adobo). Otra opción muy popular es prepararlo en una fritada, una receta que utiliza también las vísceras y la sangre, y que se parece más a un guisado. En ambos casos, lo más tradicional es servir el cabrito con tortillas de harina, un poco de cebolla, y salsa bien picante.
Aunque en todo el país hay lugares que se especializan en este platillo, Monterrey es famoso por su amor al cabrito. Según cuenta la historia, fueron en realidad los judíos sefarditas quienes trajeron de España esta preparación, cuando fueron expulsados de la Península. Muchos se asentaron en el norte de la entonces Nueva España, con lo que heredaron a la cultura sus recetas, entre ellas el cabrito.
Para comerlo te recomendamos estos cuatro locales que lo preparan a su manera.
En Pangea del chef Guillermo González Beristáin, preparan también una versión de cabrito que se marida con cerveza oscura.
De por sí, el local es todo un espectáculo: una especie de castillo de fantasía con bóvedas cubiertas de mosaicos coloridos, extravagantes candelabros y mobiliario de madera, pero el verdadero protagonista aquí es el cabrito. No te distraigas con las opciones para empezar y ve directo al plato principal. Se puede pedir pecho, pierna, riñonada o un plato mixto que combina el cabrito con arrachera. Ésta es la versión más clásica e infalible del cabrito, en la que el sabor es sutil y muy balanceado (algunos comensales dicen que les recuerda al sabor del conejo).
Chilangos, no se confundan. Este lugar nada tiene que ver con tacos al pastor. Aquí las especialidades son el cabrito y las carnes. Éste es otro local clásico, donde llegan a servir hasta 200 cabritos en un solo día. Tortillas de harina, cabrito que se deshace en la boca y una salsita roja para acompañar son las estrellas de este lugar. Si ya estás por ahí, aprovecha y prueba también su atropellado, un platillo de carne seca que se cocina con cebolla, chile y una salsa de jitomate, una verdadera delicia. Tienen seis sucursales en Nuevo León y lo mejor de todo es que venden su cabrito, listo para llevar, en los aeropuertos de Guadalajara, Monterrey y la Ciudad de México.
Si buscas una versión relajada para comer, pero que se tome igual de serio el tema de la preparación, este local dentro del Mercado Juárez, el cual le hace honor a una canción de Los Plebeyos, es tu mejor opción. No te preocupes: es un mercado, pero hay espacio para sentarse cómodamente en una mesa. Venden el cabrito por pieza (pierna, pecho, paleta), pero también se puede pedir por tacos, así que es ideal para quienes no tengan tanta hambre o van a probar el plato por primera vez.
Si prefieres empezar por la versión fresa, ésta es la mejor opción. El chef Guillermo González Beristáin, cuyo restaurante ha ganado múltiples premios nacionales e internacionales, ofrece una versión sofisticada de cabrito que no sacrifica nada del sabor original del plato. Se sirve con un puré de coliflor, adobo y salsa de cerveza Bocanegra, que combina muy bien con el platillo por su sabor amargo. La porción es pequeña, pero ideal para pedir algo antes o después.