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Crédito: Shutterstock.
en la mira
Ciudades esponja Agua que no has de beber, ¡no la dejes correr!
Por Yael Escalante
Por Jaime Polanco
En un mundo donde la sequía y las inundaciones son una amenaza real, las ciudades esponja se proyectan como oasis de vida.
La ciudad esponja busca transformar el paisaje urbano para aumentar la disponibilidad del agua y reducir el riesgo de inundaciones. Su principio es simple, pero poderoso: aprovechar la infraestructura verde para absorber, filtrar y retener el agua de lluvia, en lugar de dejarla correr por el desagüe.
Techos verdes, pavimentos permeables y jardines se usan para capturar y almacenar el agua de lluvia. Estas infraestructuras reducen la escorrentía superficial y el riesgo de inundación, permiten la reconstitución de los acuíferos subterráneos y mejoran la calidad del agua al filtrar contaminantes.
La iniciativa de las ciudades esponja ha ganado impulso en todo el mundo. China, por ejemplo, ha establecido el ambicioso objetivo de convertir el 80% de las áreas urbanas en ciudades esponja para el año 2030.
Techos verdes, pavimentos permeables y jardines se usan para capturar y almacenar el agua de lluvia en las ciudades esponja. Crédito: Shutterstock.
La despavimentación está emergiendo como una estrategia efectiva. Esta implica reemplazar el concreto y el asfalto con vegetación y terreno permeable, permitiendo que el agua de lluvia se filtre en lugar de acumularse en superficies impermeables. Ciudades como Portland y Lovaina han demostrado los beneficios tangibles de esta práctica, desde la reducción de inundaciones hasta la creación de espacios verdes para la recreación y la biodiversidad.
Conforme más ciudades adoptan la despavimentación como parte de su estrategia de adaptación al cambio climático, se espera que esta tendencia continúe creciendo en los próximos años.
Reescribir el futuro de nuestras ciudades dependerá de nuestra capacidad de adoptar e impulsar ideas como la ciudad esponja y así transformar nuestro entorno urbano en sintonía con la naturaleza.
