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Desde tiempos ancestrales, los productos de la colmena han sido valorados por sus propiedades benéficas. Civilizaciones como la egipcia, la griega y la maya incorporaron la miel y el propóleo en sus rituales religiosos, de belleza y de salud. Pero con la industrialización de los cosméticos, los ingredientes naturales fueron desplazados. Hoy, en un contexto que prioriza lo sustentable y natural, los productos apícolas viven un resurgimiento.
La miel de las abejas es un poderoso humectante y antioxidante que ayuda a mantener la piel hidratada y luminosa. Su capacidad para combatir bacterias la convierte también en un aliado para tratar el acné. El propóleo, por su parte, tiene propiedades antimicrobianas y antiinflamatorias, y es ideal para fortalecer la piel y protegerla de agentes externos. La cera de abeja, conocida por formar una barrera natural que retiene la humedad y aporta hidratación profunda, es un ingrediente esencial en bálsamos labiales y cremas.
En México, país con una rica tradición apícola, marcas como María Amores y Abeja Reyna forman parte de este movimiento. María Amores (mariamores.com) apuesta por cremas faciales y bálsamos que integran miel pura y jalea real. Por otro lado, Abeja Reyna (abejareyna.mx) combina tradición y tecnología en cremas, sérums y productos alimenticios como miel y mantequilla. Ambas destacan por su compromiso con la sostenibilidad.
Además de los beneficios para la belleza, la apicultura sustentable tiene importantes implicaciones medioambientales. Las abejas son fundamentales para la polinización y el equilibrio de los ecosistemas. Estas marcas mexicanas no solo ofrecen productos de alta calidad, sino que también contribuyen a proteger a estos polinizadores tan esenciales.
Las propiedades de la miel, el propóleo y la cera se aprovechan en la cosmética en productos que van desde jabones y cremas hasta sérums y poderosos hidratantes. Crédito: Shutterstock.
Hay varias marcas mexicanas de cuidado personal comprometidas con la sostenibilidad que están retomando la tradición apícola, como María Amores y Abeja Reyna. Crédito: Cortesía María Amores.
Al incorporar miel, propóleo y cera en nuestras rutinas de belleza, también apoyamos a quienes trabajan para preservar nuestro entorno natural.