Además de memorables atardeceres ante la inmensidad del Pacífico, este destino ofrece un sinfín de posibilidades para estimular los sentidos y vivir la adrenalina.
La indiscutible belleza natural de Acapulco incluye más de 50 kilómetros de playa, dos bahías rodeadas de imponentes montañas, lugares para vivir increíbles aventuras y lagunas que acogen hermosos manglares.
Entre el mar, el aire y las lagunas
Además de remar en paddle board por la bahía, tomar una clase de surf, volar en kitesurf o esnorquelear en La Roqueta, en Acapulco puedes poner a prueba tu destreza en XMonkey, un parque de cuerdas de altura único en México. Con la adrenalina a tope, podrás caminar sobre puentes colgantes con tres niveles de dificultad aptos para adolescentes y adultos.
Para una escapada del bullicio de las playas, explora los distintivos manglares de la laguna de Coyuca, que entre otras maravillas es hogar de 250 especies de aves. También vale la pena recorrer en bote la laguna de Tres Palos, donde se filmará la primera e icónica versión cinematográfica de Tarzán.
La Redonda
Sobran motivos para visitar el viñedo más grande y antiguo de Querétaro, que cuenta con más de 30 vinos entre tintos, blancos, rosados y espumosos. Crédito: Jordana BTP.
Anochecer junto al mar
Luego de relajarte en el Jardín Secreto Holístico, sugerimos cenar en Zibu, restaurante de comida Mex-Tai del reconocido chef Eduardo Palazuelos, con hermosas vistas de Puerto Marqués. Cuando el sol se oculte, refúgiate en el hotel Princess Mundo Imperial, que se mantiene como un clásico y que continuamente renueva su oferta de habitaciones y restaurantes, entre ellos el Beach Club del famoso chef Aquiles Chávez.
Más allá de la famosísima Quebrada, Acapulco tiene inesperados lugares por descubrir; elige tus favoritos y contribuye a seguir escribiendo la historia de uno de los puertos preferidos de México.