La Mariposa Monarca representa para muchos la idea de perseverancia y una viajera sorprendente. Cada año, millones de ellas viajan más de 4,000 kilómetros desde Canadá hacia la zona montañosa-boscosa de Michoacán —y el Estado de México— para hibernar durante los meses de noviembre a marzo. Verlas en vivo es uno de los espectáculos naturales más impresionantes y uno de los pretextos ideales para adentrarse en las joyas turísticas de Michoacán, por ejemplo su capital, Morelia, que cautiva con su arquitectura y riqueza histórica.
Ésta es nuestra propuesta para un recorrido de dos días por este destino que se convertirá en un viaje inolvidable.
Morelia es un encuentro con la historia de México. Es recomendable quedarse al menos un día para conocer el centro histórico: su belleza arquitectónica es un viaje al pasado, a la época colonial y al México independiente.
La catedral es, sin duda, un ícono moreliano. De noche, la iluminación escénica le da un toque dramático que la embellece.
La mejor manera de descubrir este centro, que es uno de los más bonitos del país y Patrimonio Mundial de la UNESCO por sus más de 200 edificios históricos, es a paso lento.
Iniciamos el recorrido en la Plaza de las Armas, donde se levanta la imponente catedral de Morelia, un símbolo barroco del siglo XVIII que, gracias a sus dos torres de casi 67 metros, es considerada una de las más altas de México. El Palacio Clavijero, que hoy es la casa de cultura, el acueducto y la Fuente de las Tarascas son algunas de las construcciones más representativas de la ciudad.
Por la noche, el centro se ilumina con mucha fuerza; vale la pena recorrer sus jardines e iglesias con luz escénica, que los hace ver majestuosos.
Después de un largo viaje de más de 4,000 kilómetros de distancia, las Mariposas Monarca llegan a los cálidos bosques michoacanos.
Después de caminar la ciudad, es momento de encontrarse con el espectáculo de la Mariposa Monarca en uno de los tres santuarios del estado. Durante cinco meses, los árboles de oyamel y abeto de las reservas michoacanas cobran vida con miles de ellas revoloteando a su alrededor.
El Rosario, municipio de Ocampo
Este santuario es el más grande y el más visitado del estado. Aloja a alrededor del 44% del total de las mariposas que arriban a México. Para llegar al sitio de hibernación hay que subir una montaña, así que es muy recomendable llevar zapatos cómodos.
Sierra Chincua, municipio de Angangueo
Muy cerca del Pueblo Mágico de Mineral de Angangueo se encuentra el Santuario Sierra Chincua. En este sitio la experiencia monarca se vive desde los tres miradores que regalan postales naturales descomunales.
Sénguio,
El espectáculo monarca se complementa con actividades de naturaleza para todos los perfiles de viajeros. En Sénguio se puede hacer rapel, tirarse por la tirolesa, dar un paseo a caballo o hacer ciclismo, además de ver árboles cubiertos de mariposas.
Este Pueblo Mágico es la mejor opción para descansar después de visitar los santuarios de la Mariposa Monarca.
Los tres santuarios son operados por las comunidades locales, por lo que es importante consumir ahí comida tradicional, artesanías y otras actividades ecoturísticas.
A una hora de los santuarios de la Mariposa Monarca, se encuentra el Pueblo Mágico de Tlalpujahua, un antiguo centro minero que recomendamos visitar por sus pintorescas calles empedradas y sus famosas artesanías de vidrio soplado. Este pueblo es sede anual de la Feria de la Esfera, donde encontrarás adornos navideños de todo tipo y para todos los gustos.
Para celebrar su tradición minera, hay que visitar la Mina Dos Estrellas, convertida hoy en museo. De 1908 a 1913, Tlalpujahua fue un gran centro productor de oro gracias a la inversión y tecnología de firmas principalmente inglesas. También hay que darse una vuelta a la Torre del Carmen, el único vestigio que sobrevivió a la tragedia minera de 1937, en la que un derrumbe provocado por las aguas tóxicas de la mina sepultó a una tercera parte del pueblo.
Finalmente, nuestra opción para descansar es Casa Mentxaka, hotel boutique de cinco estrellas cuya construcción data de 1840. El mobiliario fue elaborado por artesanos indígenas purépechas y es precioso de ver, le da un encanto particular al descanso.
Explorar Michoacán con respeto y cuidado es más relevante que nunca. Los santuarios son espacios que ayudan a la conservación de la Mariposa Monarca y de su ecosistema; es muy importante apoyarlos, pero también visitarlos respetando las reglas que les permiten recibir a los viajeros.
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