Monterrey, capital del estado de Nuevo León, es considerada uno de los centros de negocios y finanzas más importantes del país debido a su ubicación. Se encuentra en un lugar estratégico para el comercio y desarrollo industrial y, tradicionalmente, el turismo regiomontano se ha enfocado en este aspecto, el de su industria. Por suerte para todos, en los últimos años este destino ha comenzado a desarrollar y redescubrir el lado natural de la región.
La ciudad de las montañas, como es conocida Monterrey, tiene algunos atractivos naturales, pero en sus alrededores los impresionantes paisajes se multiplican: montañas, cerros, cañones, cascadas, parques nacionales y otras zonas poco exploradas, son algunos en los que se pueden vivir experiencias ecoturísticas tan emocionantes como inolvidables.
A continuación, te recomendamos tres lugares en los que conocerás y disfrutarás de la alucinante naturaleza de este destino norteño: hay para todos los gustos y con diferentes grados de dificultad, tú escoges cómo quieres vivir el ecoturismo regio.
El lado natural de Monterrey es una de las múltiples caras que este destino ofrece al turismo.
El Parque Nacional Cumbres de Monterrey, al sureste de la ciudad, es parte de la montañosa Sierra Madre Oriental. Entre sus formaciones rocosas viven muchas especies de animales y plantas endémicas de la región; el parque fue construido para ayudar a conservar la vida silvestre y esto lo convierte en un área natural protegida.
Hoy, el parque puede visitarse con completo respeto al medio ambiente y el cañonismo es una de las actividades recomendadas para disfrutar al máximo este lugar. El cañón Matacanes representa un reto, pero también una aventura muy emocionante que requiere de buena condición física y no tenerle miedo a las alturas.
El recorrido comienza con una caminata de más de media hora por el terreno serrano hasta llegar al primer salto. Desde la montaña, hay que lanzarse a una poza de agua cristalina y poco profunda. Una vez que pasa la adrenalina del salto, se debe descender una pared de roca para encontrar la corriente del agua. Ojo, a partir de este momento de la ruta no es posible dar marcha atrás; hay que terminar el recorrido completo, así que considera bien si quieres quedarte a nadar en la primera poza o si te animas a completarlo.
El salto más alto es de 12 metros y el más pequeño de apenas cuatro. En este circuito se mezclan hiking, natación y rappel por rocas milenarias que, gracias al trabajo de la erosión, se han convertido en toboganes naturales y cuevas que se pueden explorar desde el agua.
La mejor temporada para conocer Matacanes comienza en junio y termina en septiembre, que es cuando la temporada de lluvias no está en su pleno apogeo y la corriente del río no implica ningún riesgo. Una excursión como esta sólo se puede hacer con guías certificados; acércate a Akampa, una empresa de ecoturismo que se encargará de que disfrutes de este circuito natural sin preocuparte.
Parque Nacional Cumbres de Monterrey, una de las mejores experiencias naturales.
A tan sólo 20 minutos del centro histórico de Monterrey y en pleno corazón de San Pedro Garza García, se encuentra el Parque Ecológico Chipinque, un enorme parque boscoso en el que caminar y andar en bici por el terreno escarpado es suficiente para tener una tarde llena de emoción y aventura responsable con el medio ambiente.
El parque está a cargo de una asociación sin fines de lucro que utiliza todos los recursos para preservar y restaurar el suelo y para conservar la flora y la fauna de la zona. Gracias a esto, el parque tiene una estructura turística que permite explorarlo; en medio del bosque hay más de 60 kilómetros de rutas trazadas exclusivamente para hacer senderismo, ciclismo y observación de animales.
Una de las paradas obligadas en la ruta de senderismo es una roca en la cima de la sierra conocida como “la M de Chipinque”; desde este spot la ciudad se ve espectacular entre las nubes. Hay otros miradores dentro del área que implican una caminata más ligera que la que se hace hasta “la M” y la vista también es espectacular.
Para hacer la ruta ciclista es necesario que lleves tu bicicleta de montaña y tramitar una placa de identificación que puedes adquirir en la entrada del parque. Entre los animales que se pueden ver hay diferentes tipos de mariposas, aves y mamíferos como el oso negro. Este mamífero es el más grande dentro del parque, puede medir hasta dos metros de altura, se encuentra en peligro de extinción y es por ello que Chipinque continúa con su programa educativo y operativo “Sana coexistencia con los habitantes del bosque”, mediante el cual procuran educar a sus visitantes sobre la forma en la que interactuamos con los animales.
Una escapada a la naturaleza con posibilidades de aprendizaje ecológico, encuentros con animales espectaculares y un descanso privilegiado de la actividad cotidiana de la ciudad son tan sólo algunas de las cosas que nos ofrece este increíble parque.
Recorrer la naturaleza en bicicleta y respirar aire fresco.
Es importante que compres tus entradas al parque con anticipación por internet, ya que no hay venta de boletos en las taquillas.
El Parque Ecológico Chipinque es un Área Natural Protegida.
El viaje es por la carretera nacional México 85, hacia el sureste de la ciudad, y se detiene en el municipio de Allende hasta llegar al pie de la Sierra Madre Oriental, lugar en el que se inicia el cauce del río Ramos.
El paisaje serrano es espectacular; para entrar hasta las entrañas del río hay que caminar por los senderos de la montaña entre los que corre el agua transparente y fresca. Son alrededor de seis kilómetros de caminata en los que hay al menos seis cruces con el río; en cada uno de ellos es posible quedarte a nadar o a comer algo.
Entre los parajes más concurridos están el cañón del Mandarín, Media Lina, La Peñita y el Charco de las Víboras, pero no te asustes: no hay víboras, se le conoce así porque las raíces de los árboles que están dentro del agua dan esa impresión. Conforme se avanza, las montañas se sienten más cerca; el agua y los inmensos ahuehuetes y sabinos que están en el camino ayudan a que el ambiente se sienta más fresco, y mientras caminas podrás ver algunos animalitos como garzas, tortugas, peces y castores.
Pasar una noche en este espacio natural es posible, así que considera llevar una tienda de campaña y las provisiones necesarias para disfrutar de una noche estrellada en donde hay que disfrutar de los sonidos del agua.
El río Ramos es de gran importancia para los habitantes de la zona, pues además de la ayuda económica que trae el turismo que lo visita, es una fuente de riego importante para la comunidad agrícola de los alrededores. Las huertas de naranja y mandarina se benefician inmensamente del agua limpia y saludable del río, y es por ello que constantemente se pide a los visitantes limpieza y respeto hacia el agua, la tierra, las plantas, los animales y la gente que habita y nos recibe aquí.
Este destino también se conoce desde el agua. Ríos, cascadas y saltos componen la oferta.
Monterrey es una ciudad que se disfraza de industrial, pero se cobija en una red inagotable de naturaleza mágica e imponente. La facilidad con la que uno puede sentirse alejado de la ciudad es, sin duda, algo que pocas pueden presumir. Al recorrer los alrededores, la oferta de turismo ecológico es más amplia y diversa y habría que perderse un buen rato en las tierras de Nuevo León para poder conocerla toda. Te invitamos a que descubras Monterrey desde un nuevo ángulo, a que conectes con la tierra, apoyes la economía local y ayudes a la conservación de espacios naturales tan maravillosos como éstos.
Monterrey es un destino magnético por su naturaleza mágica e imponente.
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