Para entender el estado de Veracruz no bastan las palabras, es necesario visitarlo y ser testigo de sus colores, su música, su historia y el delicioso olor de su café. Desde la primera vez que se visita, nos damos cuenta de que es uno de los destinos imperdibles de nuestro país. Veracruz es mágico y encantador; al recorrer las calles de su ciudad y probar su gastronomía típica nos volvemos partícipes de sus tradiciones más auténticas.
Veracruz tiene 212 municipios, seis Pueblos Mágicos muy diversos entre sí y una apasionante historia que es reflejo de su cultura. Además de las postales del Golfo de México captadas desde su ajetreado puerto, también tiene una gastronomía reconocida mundialmente, una cocina mestiza que es resultado de la mezcla de sabores europeos y mesoamericanos. Al igual que su gastronomía, la Villa Rica de la Veracruz —como se le llamó a la ciudad en el momento de su fundación por los españoles— nació del encuentro de dos mundos que se reflejan todavía en la arquitectura, las tradiciones, los sabores y en sus alegres fiestas y carnavales.
Una sola visita no basta para conocer todo lo que Veracruz tiene que ofrecer. A continuación te contamos sobre tres sitios que captan la esencia veracruzana a la perfección.
Es uno de los íconos de la ciudad y un gran motivo para acercarnos a conocer la historia de nuestro país.
Pensar en Veracruz es pensar en su dinámico y místico puerto. La vista desde el malecón es perfecta mientras se tenga una taza del café de la región en la mano. El lugar por excelencia para conseguirlo es La Parroquia y aunque ahora encontramos sucursales de esta cafetería por muchos rincones de nuestro país, lo cierto es que nada se compara con venir a la que fue la primera cafetería dedicada a servir uno de los cafés más ricos del estado desde 1926.
Para pedir un café lechero hay todo un ritual: en la mesa, hay que golpear suavemente la cuchara contra el vaso de cristal; al sonido del tintineo, llegará el lechero, quien es el encargado de la magia: con una técnica perfecta vierte sobre el café una jarra de leche hasta que la cremosa espuma llegue al borde del vaso. El primer trago de esta bebida es casi divino, su consistencia es tan suave y su sabor tan potente que el equilibrio en la boca se hace al punto. Esta es una visita obligada al llegar al puerto, y cuentan que ni siquiera el expresidente Porfirio Díaz se resistió a su auténtico sabor cuando estuvo en Veracruz.
Enseguida hay que ir al fuerte de San Juan de Ulúa, en una pequeña isla a la que se puede llegar por medio de un autobús que parte del puerto. Este rincón fue testigo de importantes sucesos, como la llegada de los españoles en 1518 y el encarcelamiento de Benito Juárez, cuando la fortaleza fue una prisión, en 1853. Ahora es un museo muy interesante con ruinas y pasillos que funcionan para tomarse las mejores fotos de este viaje.
El puerto de Veracruz no se entiende sin su tradicional Carnaval, sin duda una de las mejores experiencias del estado. Este evento es considerado el más alegre de todos en la región, su origen viene de la primera fiesta de las máscaras en 1866, un divertidísimo baile de disfraces. El Carnaval se celebra nueve días antes del Miércoles de Ceniza, sus actividades inician con la elección de la Reina del Carnaval en un desfile de carros alegóricos que llevan música y nos invita a bailar a todos.
La Parroquia es toda una institución gastronómica y su café con leche es la bebida emblemática del puerto.
Este pueblo está lleno de maravillas arquitectónicas listas para ser descubiertas por los curiosos.
El recorrido comienza en el Palacio Municipal; en su interior se encuentra un hermoso y colorido mural pintado por José Clemente Orozco, uno de los más grandes muralistas mexicanos. El fresco tiene 13 figuras que representan el sufrimiento que vivieron los habitantes del pueblo durante la Revolución mexicana; vale la pena visitarlo ya que este es el único mural del pintor que hay en el estado.
Otra de las joyas arquitectónicas es el edificio del Palacio de Hierro de Orizaba. Esta construcción es el máximo representante de la corriente art nouveau en el país y se construyó específicamente para ser la sede del gobierno municipal. Su estructura es de acero al igual que los detalles que decoran sus rincones y fachada, y de ahí es de donde adquiere el nombre de Palacio de Hierro. Su interior de dos pisos alberga seis museos interesantísimos, como el Museo del Futbol, donde los fanáticos del deporte van a pasar felices un buen rato, y el Museo Interactivo de Orizaba, que atrae a los viajeros con vocación científica, ya que aquí es posible conocer de manera fácil y divertida algunos experimentos físicos.
En este pueblo fiestero siempre hay algo que celebrar, empezando por el Día de Reyes, donde los niños eligen sus regalos en el tradicional tianguis del pueblo. En abril, por ejemplo, se lleva a cabo la Feria Expori, con funciones de circo y shows increíbles para todas las edades. El 24 junio es un día de magia para los veracruzanos, en esa fecha se honra a San Juan Bautista y parte de la fiesta se lleva a cabo en la laguna de Ojo de Agua, donde se rumora que se aparece una sirena. La fiesta más impresionante de Orizaba es el día de muertos: sus desfiles de calaveras y máscaras invitan a bailar y celebrar a los que ya no están con nosotros entre música y mucha emoción.
Un Pueblo Mágico enclavado en las montañas del estado que guarda muchas sorpresas para sus visitantes.
A 19 kilómetros de la diversa y cultural ciudad de Xalapa se encuentra Xico, un hermoso poblado que en el año 2011 fue declarado Pueblo Mágico. Este lugar es una mezcla perfecta de tradiciones culturales y belleza natural.
Una de las actividades más comunes para hacer en un Pueblo Mágico es la de conocer cada uno de sus rincones a pie, y las razones no son pocas. Caminando puedes conocer más lugares y detenerte en aquellos que captan tu atención aunque sea por el más mínimo detalle.
En Xico las calles son empedradas y a veces representan un reto, pero nunca tan grande como las sorpresas que puedes encontrar en el camino; tal es el caso de La Casa del Mole, un restaurante que podría pasar desapercibido si no miras con atención. Aquí se prepara un mole de chile ancho, pasilla y mulato que no tiene igual, todo el menú es garantía y el servicio es buenísimo.
Al sur de Xico se encuentra la cascada de Texolo, la cual encanta a expertos en el rapel, que practican su deporte en un muro natural de 80 metros. También se encuentra la cascada La Monja, que además de ser una vista espectacular, invita a darse un fresco chapuzón en su poza. Para dormir, el hotel Agua Bendita se encuentra a 20 minutos de las cascadas y es un paraíso ideal de relajación, con cabañas, servicio de spa y un jardín botánico.
Se dice que en Xico les encanta la fiesta y por eso durante todo el año los habitantes encuentran distintas ocasiones para celebrar. Una de las más populares es la clásica Xiqueñada, que se celebra cada 19 de julio. En esta fiesta en honor a Santa María Magdalena, las calles se disfrazan con muchos colores y el aroma a mole impregna el aire del pueblo mientras los habitantes preparan sus cazuelas. La música alegre y las corridas de toros no faltan en la celebración. La decoración de la iglesia es algo que hay que detenerse a mirar: la alfombra de aserrín y el arco de la iglesia que se adorna de flores están hechos a mano por los xiqueños en un acto de ofrenda y amor a la virgen.
Xico es considerado como una joya cultural pues sus tradiciones y costumbres están muy arraigadas en la vida de sus pobladores.
Veracruz es un destino que cautiva y por ello se debe de visitar más de una vez, es un destino que en cada viaje nos regala una experiencia distinta a la anterior. Tanto su naturaleza como su arquitectura nos dejan siempre con ganas de conocer más y son el pretexto perfecto para planear las próximas vacaciones, ya sea a otro destino mágico en México o de vuelta a la Villa Rica.