El pulque es una bebida derivada de la fermentación alcohólica de la dulce savia del agave, conocida como “néctar de los dioses”. La historia del pulque es tan interesante como el motivo que lo convirtió en tendencia entre los jóvenes mexicanos.
Este trago ácido cae al paladar con pesadez y cuerpo, gracias a su proceso de fermentación natural. Las pulquerías se han encargado de llevar su textura robusta a otro nivel, a través de la combinación con frutas como la fresa y la guayaba. Viscoso, fuerte y con un perfume chispeante, el pulque invita a sumergirse usando todos los sentidos.
Al preguntarse qué es el pulque, se debe tener en cuenta que es la bebida más producida y consumida de México. Lo novedoso es que ahora parece alcanzar a otros públicos que la tenían fuera de su radar: jóvenes y turistas.
Su impresionante resurgimiento se da de la mano de los “hipsters”, siempre en busca de alternativas en la gastronomía y el lifestyle en general.
El pulque mezclado con frutas, frutos secos y otros ingredientes se transforma en la base de atractivos tragos de colores para el turista y el lugareño.
Crédito: Shutterstock.
La reaparición de las pulquerías, en el centro de México y alrededores, resulta clave en este proceso tan inesperado como fascinante. Estos espacios regresan trayendo algunas tradiciones del contexto colonial de 1800, como la venta de objetos al paso en momentos de ocio.
Valorizar la cultura y la tradición gastronómica es una tendencia. Los turistas simplemente se suman a la oleada regional que se replica en cada rincón del mundo y late con pulso propio según el país.
Así, las pulquerías son las mismas de antaño, sumando algún elemento moderno. Se encuentran equipadas para dar servicio al viajero, pero también están decoradas con vasijas de barro, altares, espejos ornamentados y otros detalles típicos, que protegían sus rituales durante la colonización española.
En las pulquerías no se vende solamente pulque, pero sí es la base de una carta de tragos estrella y platillos gourmet en donde se lo incorpora a la salsa, además de otras propuestas atractivas y tradicionales a la vez.
Si bien el pulque se fabrica de la savia del agave, como el tequila y el mezcal, esta bebida blancuzca y sabrosa es más fácil de consumir y tiene menos graduación alcohólica, casi igual que la cerveza. Además, no se destila, sino que se fermenta.
Por otra parte, la cultura mexicana se vive con intensidad en la experiencia de beber pulque: se pide en cántaros o jarras, para después servirse en vasos altos y anchos.
En cuanto a la preparación, se bebe puro o mezclado con apio, nuez, avena, guayaba o piña. Así, con el poder renovado de ser parte de un trago histórico, propone una pizca de poder ancestral a los jóvenes en busca de tendencias.
Los campos de estas plantas son explotados de forma artesanal, tal como se hacía en la época colonial. Crédito: Shutterstock.
El pulque fue descubierto por los pueblos originarios mexicanos que buscaban su sabor y beneficios unos mil años después de Cristo.
Pronto, los métodos con los que perforaban la planta (conocida como Maguey) mejoraron para obtener la savia de agave o aguamiel y producirlo a escalas mayores, intercambiar entre ciudades y colocarlo en el centro de su actividad cultural.
Un tiempo después se inventó la bebida fermentada con alcohol conocida como pulque y sus distintos usos: desde un ungüento para sanar heridas de la piel, hasta formar parte fundamental de las fiestas y rituales.
Los usos del pulque van más allá de ser la base de un trago hipster: calma la sed por horas y es ideal para beber en lugares en donde hace mucho calor.
Además, sus beneficios nutricionales parecen infinitos. Tiene una buena cantidad de aminoácidos, minerales, vitaminas del complejo B y vitamina C. Todo esto lo convierte en una sustancia casi tan nutritiva como la carne (aporta hasta el 3.2% de las proteínas requeridas diariamente).
¿Un bonus extra? El pulque es detox: reduce el colesterol y refuerza las defensas naturales del organismo.
Según documentos históricos, Quetzalcóatl —ese dios con forma de serpiente emplumada— es clave en el mito del pulque. La bebida blanquecina fue un regalo que el dios hizo a los hombres para que obtuvieran placer y gozo.
La coctelería con pulque es sencilla porque combina bien con frutas y verduras, amalgamándose a la perfección con ingredientes de temporada. Cuando no se toma puro, se sirve con avena, nuez, jitomate o guayaba.
Con un poco de esmero, miel o azúcar, hielo y una buena licuadora, se puede disfrutar de uno de los sabores más mexicanos. Una vez que lo pruebas, el pulque te enamora.
Al ser considerado de origen divino, el pulque empezó a producirse a mayor escala hasta convertirse en un exitoso negocio en la Nueva España. Incluso necesitó leyes e impuestos para regular su consumo.
Actualmente, y de la mano de la coctelería moderna, esta bebida blanca es la nueva promesa de las barras. En ella late toda la fuerza del dios mexicano y, sumado al boom de las pulquerías, se impone como una alternativa al tequila y el mezcal.
¿El secreto? Lo toman los jóvenes a precios accesibles, en lugares de reunión tan bohemios como tradicionales para invocar al placer, sin caer en bebidas más fuertes. La recomendación es dejar la cerveza para la playa, el tequila y el mezcal para los poco innovadores y correr a probar el pulque.