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Crédito: Diego Berruecos.

Rutas México

De Chihuahua a sus barrancas

Por Mariana Anzorena Lozoya

Conoce la belleza natural más sorprendente y descubre cómo "el estado grande" es historia viva de México.

Chihuahua es tan grande, geográfica y metafóricamente, que una de las mejores formas de recorrerlo es con tranquilidad y en automóvil. Luego de aterrizar en la capital, hay que adentrarse en su historia y monumentos para después tomar camino a las Barrancas del Cobre. De profundidades y colores infinitos, el sistema barranqueño más grande del mundo impresiona incluso al viajero más audaz. Pero el encanto también está en el camino, y entre estos dos destinos vale la pena parar en territorio menonita, los bosques mágicos de Creel y la cascada de Basaseachi. 

Capital con encanto e historia

La capital siempre es un buen punto de partida. Está bien conectada y ofrece cultura, historia y gastronomía. De sociedad mestiza, en la que la sangre chichimeca y vasca destacan entre sus habitantes, esta ciudad del desierto ofrece espectaculares atardeceres que pueden apreciarse desde el mirador del Cerro del Coronel. 

El Palacio de Gobierno y el Museo Histórico de la Revolución, antigua casa de Pancho Villa y Luz Corral, son interesantes visitas llenas de un pasado que sigue presente. Pero si de modernidad se trata, se debe visitar alguno de los restaurantes trendy del Distrito 1, zona financiera llena de edificios contemporáneos, hoteles y bares.

Las Barrancas del Cobre son de una imponente belleza durante todo el año; desde Creel y Divisadero podrás adentrarte en sus lagos y bosques cuidados por los rarámuri. Crédito: Ritta Trejo.

Territorio menonita

Así como en Oaxaca se le llama simplemente “quesillo” al queso blanco que se deshebra, aquí es chester el que en otros lados llamamos queso Chihuahua. El mejor es aquel que llegó hace más de 100 años junto con los poseedores de su receta: los menonitas. De arraigadas costumbres, esta comunidad de origen neerlandés todavía conserva el alemán bajo como su primera lengua. 

Conforme el desierto va quedando atrás, aparece un ecosistema que favorece las pasturas para las vacas lecheras, los manzanos y la vid. Por eso, a menos de una hora de la capital hay pequeños pero pujantes viñedos en los que se puede pasar la tarde o el fin de semana. 

Pronto se llega a Ciudad Cuauhtémoc, punto de encuentro entre la Chihuahua mestiza, la rarámuri y la menonita. Ahí se pueden encontrar manzanas de diversos tipos y en distintas presentaciones (jugo, chips y ¡hasta pizza!). A las afueras de Cuauhtémoc es posible visitar alguna fábrica menonita de quesos, como Las Pampas.

Creel: bosques mágicos y cultura sincrética

Los ojos se llenan de lágrimas cuando se viaja a gran velocidad y a 400 metros de altura, sobre las imponentes Barrancas del Cobre, en la tirolesa de 2,554 metros de largo (segunda más larga en el orbe) del Parque de Aventuras Barrancas del Cobre. Una experiencia realmente conmovedora.

Pero no hace falta ser osado para disfrutar la inmensidad desde alguno de los miradores. Para vistas exclusivas: el atardecer en Mogotavo. Ubicado arriba de la zona de hoteles de Divisadero, se puede acceder en cuatrimoto, a pie o a bordo de una Ranger. También es posible agendar alguna caminata por las profundidades de la barranca; los guías rarámuris hacen de este paseo una experiencia muy especial y auténtica.

Divisadero: el infinito es una barranca

Los ojos se llenan de lágrimas cuando se viaja a gran velocidad y a 400 metros de altura, sobre las imponentes Barrancas del Cobre, en la tirolesa de 2,554 metros de largo (segunda más larga en el orbe) del Parque de Aventuras Barrancas del Cobre. Una experiencia realmente conmovedora.

Pero no hace falta ser osado para disfrutar la inmensidad desde alguno de los miradores. Para vistas exclusivas: el atardecer en Mogotavo. Ubicado arriba de la zona de hoteles de Divisadero, se puede acceder en cuatrimoto, a pie o a bordo de una Ranger. También es posible agendar alguna caminata por las profundidades de la barranca; los guías rarámuris hacen de este paseo una experiencia muy especial y auténtica.

Basaseachi: última escapada

El agua completa el viaje. Enclavado en la Sierra Madre Occidental, el Parque Nacional Cascada de Basaseachi es uno de los sitios naturales más atractivos del estado, un deleite de diversidad de flora y fauna que vale la pena atestiguar. A veces es olvidado por los turistas, quizá por no ser una parada del famoso tren Chepe, pero en él se encuentran las dos cascadas más altas de México: Piedra Volada, solo en temporada de lluvias, y Basaseachi, durante todo el año. 

El Parque Nacional Cascada de Basaseachi es uno de los sitios naturales más interesantes de Chihuahua, un deleite de diversidad de flora y fauna que vale la pena atestiguar. Crédito: Shutterstock.

Vuela a la capital del estado grande de México y regálate un viaje por su historia, sus monumentos y su sabores, y luego adéntrate en la calma que amerita el recorrido en auto por la hermosa zona serrana. 

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