Tradicionalmente poblana, la cemita es una gran alternativa para los que quieren disfrutar la gastronomía de esta ciudad, pero en su versión más relajada. Mientras el tradicional mole poblano sería todo lo opuesto, la cemita es una comida que puede disfrutarse en el mercado y en locales sin pretensiones, aunque no por esta informalidad deja de ser una verdadera delicia que hay que tomar muy en serio.

Puedes empezar tu recorrido en el Mercado de Sabores (4 Poniente 1106), un mercado moderno, con espacios abiertos y dedicado por entero a la comida local. Aquí se encuentra El As de Oros, cuyo menú ofrece cemitas de milanesa de res, pollo y puerco, pero además versiones más inspiradas como las de barbacoa, carne enchilada y pata. La recomendación es siempre pedir la cubana, que es la más generosa, con milanesa y jamón.

Otro de los puestos más famosos de la ciudad se encuentra en el Mercado de la Diagonal (6 Poniente 2110). Aquí los poblanos vienen a Cemitas Lupita. Además de que en este local uno puede elegir entre las distintas versiones de chiles y del relleno, lo que más sorprende es la cantidad de quesillo que va dentro de cada pan: muy generosa. Por si eso fuera poco, ofrecen un ingrediente extra, razón por la cual muchos no consiguen acabarse toda la cemita.

Para seguir conociendo los mercados poblanos, la ruta nos lleva al Mercado del Carmen (2 Sur y 21 Oriente), donde las Cemitas Las Poblanitas tienen más de 37 años sirviendo este famoso platillo: pero ojo, hace falta llegar con hambre a este lugar, pues tampoco escatiman en la cantidad de ingredientes y, además de la más popular milanesa, complementan con jamón, generosas cantidades de chile, cebolla, aguacate, pápalo y, como si fuera poco el quesillo, complementan con queso fresco.