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Crédito: Cortesía Finca Hamburgo.

Rutas México

Una ruta “bien cargada” al Soconusco

Por Kayla T. Zaldívar

Al norte de Tapachula, en Chiapas, esta región promete un viaje entre montañas acariciadas por la niebla durante todo el día, con aromas y sabores que se quedan para siempre en los recuerdos.

El Soconusco, Chiapas, es una región fértil de cielos y montes azulados, custodiados por el volcán Tacaná. Entre el embriagante aroma a flores selváticas surgen extensos cafetales, quintas de madera y fincas de nombres extranjeros, como Hamburgo, Argovia, Génova, San Francisco e Irlanda, y un toque alemán. Esta es la ruta del café, y Tapachula es la puerta de entrada a un territorio que cabe en una taza y que queda atrapada en el corazón.

Aromas de serenidad

De Chiapas tenemos presentes sus ruinas mayas, los coloridos atuendos y el calor tropical, pero la región del Soconusco tiene mucho que ofrecer a los viajeros que buscan días serenos en medio de la naturaleza. 

Tras aterrizar en el aeropuerto de Tapachula, basta con seguir los estratégicos letreros para llegar a la llamada Nueva Alemania, fundada por migrantes de ese país entre las montañas y la niebla, que evocan los lejanos paisajes de Baviera. Se trata de un México insospechado, justo en la frontera con Guatemala. 

En la ruta del café del Soconusco uno puede ir de una finca a otra y caminar entre los cafetales para conocer los procesos de cultivo y las distintas etapas de producción (plantación, cosecha, despulpado, tueste, envasado y comercialización) en el beneficio, como se le llama al lugar donde se llevan a cabo todos estos pasos. 

Incluso, se puede participar en la tapisca de los cafetos cuando los frutos alcanzan un color carmesí, lo que ocurre de octubre a enero. Solo hay que saber que esta comienza a las cinco de la mañana, pero aunque no seas bueno para despertar antes que el sol, hacerlo una vez en la vida, entre este paisaje y con la promesa de un café recién tostado al terminar, vale la pena. 

Durante la tercera semana de marzo suele ocurrir la floración, que cubre los campos de blanco y de un perfume especialmente dulce parecido al jazmín y con notas de miel.

Obviamente, hay que catar el producto final mediante distintos métodos de extracción (dripper o filtro manual, sifón japonés y prensa francesa, por mencionar algunos) para aprender a distinguir el mejor sabor, entre dulzor, acidez y amargor. 

En la ruta del café del Soconusco puedes ir de una finca a otra para conocer los procesos de cultivo y las distintas etapas de producción. Crédito: Cortesía Finca Hamburgo.

El leit motiv de la región

En el Soconusco se bebe café todo el día: para gozar del amanecer envuelto en una cobija y con una humeante taza entre las manos; cuando se conoce a alguno de los residentes orgullosos de su tradición; en catas y talleres de barismo, y para despedir la jornada, dedicando el tiempo a la lectura o dormitando con el arrullo del canto de los pájaros, como una promesa de seguir disfrutando la vida. 

Una vez que se apagan todas las luces en la finca o en el rancho que hayas elegido para hospedarte, se enciende el cielo de estrellas, a las que se pueden dedicar horas y horas de observación. Un lienzo casi inexistente en la memoria de mujeres y hombres de ciudad.

Mucho gusto en el Soconusco

Cada taza de café caliente está acompañada por la mejor experiencia gastronómica. En los hospedajes se ofrecen desayunos tipo buffet con frutas tropicales y yogurt, huevos al gusto con frijoles recién hechos, tortillas hechas a mano y el infaltable postre de plátanos fritos con crema (una delicia de la región, que también produce muy buenos lácteos). 

Para la hora de la comida, los viajeros prueban sabores tradicionales de esta región y de México, pero también intrincados platillos como medallones en salsa de queso roquefort o cola de langosta con puré de plátano y zanahorias caramelizadas, y repostería alemana preparada con frutas según la receta de las abuelas.

La ruta del café del Soconusco se distingue por estar “bien cargada”, además de sabores y olores a café, también de otros cultivos tropicales, como naranja o plátano, y de flores selváticas, como orquídeas, anturios, helechos y aves del paraíso, pero igualmente de buenas vibras que a cada paso por estas montañas se pregonan con sinceridad para los recién llegados.

La región del Soconusco, en Chiapas, tiene mucho que ofrecer a los viajeros que buscan días serenos en medio de la naturaleza. Crédito: Cortesía Finca Hamburgo.

A las comunidades de esta región les encanta que propios y extraños la pasen bien, no solo por encontrarse en uno de los paisajes más biodiversos de México, sino también porque los días en esta tierra son una experiencia de altura en todos los sentidos.

Viaja a El Soconusco a través de nuestras rutas a Tapachula:

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