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el buen diente

El carajillo: nacido en España y perfeccionado en México

Por Jaime Polanco

Un invitado que no puede faltar a una buena sobremesa es el famoso carajillo. Descubre el origen de este delicioso digestivo.

Después de una gran comida, cuando la plática sigue fluyendo, pero sientes que te ataca la pesadez y el sueño, no hay como un buen carajillo para levantarte. 

La receta más conocida en México para preparar esta bebida es muy sencilla: Licor 43, un shot de espresso y hielo. A partir de allí, depende del gusto de cada quien. Hay personas que lo prefieren “puesto”, o sea, servir el licor en las rocas y después agregar el café; o bien, “shakeado”, es decir, agitar con vigor todos los ingredientes en un shaker. Claro que cada mixólogo, de cada bar y ciudad mexicana puede reinterpretar esta elaboración cambiando la base del licor y agregando más ingredientes y especias. Sin embargo, por popular que sea en este país, todo parece indicar que el carajillo nació en España.

Lo curioso es que el carajillo español no se prepara ni frío ni con Licor 43 (aunque esta marca es española). Tradicionalmente, en tierras ibéricas el carajillo no era más que lo que llamamos un “café con piquete” y se mezclaba con brandy y orujo, principalmente, aunque sus recetas han llegado a ser tan sofisticadas como la de brandy Osborne, que incluye brandy, canela, limón, peladura de naranja, vainilla y jarabe de higo.

Versiones y diversiones

El carajillo nació en España como un “café con piquete”. Hoy, cada bar reinterpreta su preparación cambiando el licor y agregando ingredientes de acuerdo con su propia imaginación. 
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Aunque el origen de esta exquisitez aún no ha podido precisarse a detalle, en definitiva lo único que podemos afirmar es: ¡qué bueno que se inventó!

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