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El Mundo Mágico

YUCATÁN MÁGICO

una ruta que te transportará a otros mundos.

Por Lorenza Dávila

Yucatán es de los estados del sur del país que mantiene con orgullo su esencia de tierra maya. Aquí conviven fachadas históricas, vestigios prehispánicos y experiencias que te transportarán a un viaje fuera de este mundo.

Yucatán nació casi como consecuencia del misticismo del relato maya; Mérida, su capital, cuya esencia brota desde el fondo de la tierra, lleva desde 1542 cautivando a sus visitantes con su aire mágico.

Más allá de recomendarte los clásicos de la ciudad, quisimos indagar hasta debajo de la tierra, llegar a la cima de las pirámides mayas que brotan como árboles a lo largo del camino y escuchar las historias detrás de las haciendas henequeneras, que están ahí para ser descubiertas por ti como si fuera la primera vez.

Queremos invitarte a que explores cinco lugares en los que el encanto de Yucatán se siente en cada rincón.

En Yucatán, la cultura maya florece por todas partes; la selva guarda asentamientos que se establecieron en la región cerca del 750 a.C y que puedes ver de cerca.

Yucatán es un destino rodeado de misticismo. Por sus venas geológicas corre el agua sagrada de los cenotes prehispánicos, le abrazan cientos de majestuosos vestigios mayas y su sincretismo no ha hecho más que crear ciudades y poblados sui generis muy especiales.

Templo del Sol, Dzibilchaltún

Yucatán ofrece experiencias históricas y milenarias en las que se refleja el respeto por su pasado maya, español y mestizo.

De raíces mayas profundas

La zona arqueológica Dzibilchaltún, a menos de media hora de Mérida, fue uno de los desarrollos más grandes de la península; su edificio más importante es el Templo de las Siete Muñecas, nombrado así después de que en las primeras excavaciones arqueológicas se encontraron siete figuras de arcilla en la base de la construcción.
El templo también es conocido como Templo del Sol y es considerado una de las muestras más evidentes de la sabiduría matemática y astronómica de la cultura maya. Era el centro de todas las operaciones de la comunidad y el lugar en el que rendían tributo al Sol, una de las principales divinidades mayas.
En los equinoccios de primavera y verano, se puede ser parte de un fenómeno natural hipnótico. Gracias a la exactitud matemática de la construcción, en los equinoccios de primavera y verano, en el momento en el que alcanza el cenit, el sol permanece al centro de la puerta del templo creando reflejos y sombras que juegan con la majestuosidad del edificio.
Presenciar este evento astronómico en un sitio como Dzibilchaltún arraiga a cualquiera a esta tierra mágica y ayuda a entender la cultura maya desde otra perspectiva.
Después de un recorrido por el sitio, es posible nadar en el cenote abierto Xlacah, un cuerpo de agua que funcionaba como fuente de abastecimiento para la comunidad. Después de la caminata, nada mejor para refrescarse que sumergirse en estas aguas que brotan del centro de la tierra, y cuya transparencia refleja el verde de la vegetación que rodea el cenote.

Ciudades que son colores

Izamal es una ciudad que resplandece a menos una hora de Mérida y que muestra el especial sincretismo que se dio entre la cultura maya y la española. Esta fusión de tradiciones y culturas hacen de Yucatán un destino doblemente rico e incluyente.
En un recorrido por Izamal, esta mezcla es muy evidente: la ciudad es completamente amarilla, todas las fachadas de las haciendas henequeneras están pintadas del mismo amarillo siena que refleja la esencia izamaleña de la manera más original.
El recorrido por esta ciudad no toma mucho tiempo, pero sí hay que detenerse en los detalles. Frente a la Plaza Principal está el convento Franciscano de San Antonio de Padua; de este edificio sorprenden los 75 arcos que se ven desde el atrio cerrado, esta construcción es considerada la arcada más grande de Latinoamérica. Desde el atrio se pueden ver al menos cinco pirámides, la mayor de ellas tiene diez escalones y está dedicada al sol.
Izamal se ha convertido en uno de los íconos magnéticos del estado.

Izamal, la ciudad amarilla

Esta ciudad se ha convertido en un ícono estético del estado.

Mérida, la ciudad blanca

En una caminata por Mérida uno siempre descubre algo nuevo. El Paseo Montejo es testigo de lo que se quería que fuera esta ciudad que brilla por sus fachadas fastuosas, todas blancas. Toda la arquitectura recuerda a los paisajes citadinos franceses, palacios y casonas que hoy se abren como comercios y unos pocos que todavía son habitacionales. Pasear por la ciudad blanca nos remonta no sólo a otra época sino a otro país, una cualidad que como un imán atrae a los que quieren sentirse detenidos en el tiempo.
Los jardines de la Plaza Principal son el lugar perfecto para quedarse suspendido en un oasis de descanso; siempre es recomendable detenerse un momento debajo de un flamboyán, un árbol enorme que da una sombra muy preciada en el calor de la ciudad.

La pirámide Conejo es una de las diez que se ven desde el atrio del convento; de ella sólo quedan ruinas pues muchas de las casas del pueblo fueron construidas con las piedras de este monumento

Paseo Montejo

Recorrer el Paseo Montejo de principio a fin permite conocer la esencia de la vida cotidiana yucateca.

Túneles subterráneos y pasadizos acuáticos

Una de las características que definen este fascinante estado son los pasadizos y cuerpos de agua que se encuentran en los lugares más inesperados. Te recomendamos tomar la carretera y dejarte llevar por la magia para descubrir espacios míticos, donde podrás relajarte y conocer Yucatán desde el agua.

Aguas milenarias

Gracias a la erosión de la piedra caliza que comenzó hace miles de años, se puede nadar en los cenotes más bellos de Yucatán.

Hacienda Mucuyché

En las inmediaciones de esta antigua hacienda se puede disfrutar de un recorrido por la historia de este lugar que en la época de prosperidad del estado fue un punto central del comercio del henequén, una especie de agave que se usa para la fabricación de fibras, y que se consideró como el oro verde en la época de crecimiento comercial.
Aquí, además, se pueden conocer dos cenotes espectaculares que están conectados entre sí por cuevas y pasadizos. Carlota es un cenote semiabierto de aguas turquesas que alcanza hasta los siete metros. La leyenda cuenta que la emperatriz Carlota de México fue la primera en bañarse aquí en 1865. El cenote Azul Maya te adentrará en la experiencia submarina de una cueva tan bella que los antiguos mayas la consideraban sagrada.
La hacienda ofrece un recorrido nocturno en el que la vibra especial del lugar se siente con mayor fuerza; nadar en estos espacios milenarios con el cielo estrellado encima o en las entrañas de la tierra es una sensación inolvidable.

Hacienda Mucuyché

Grutas de Calcehtok

A una hora de Mérida, se encuentran las famosas Grutas de Calcehtok, localmente descritas como “las profundidades del mundo maya”. Para que te des una idea de la majestuosidad de este recorrido subterráneo tienes que saber que se encuentra por debajo del poblado de Opichén, es decir, se trata de una ciudad encima de otra. Las cavernas están conformadas por cientos de pasadizos que se conectan entre sí y recorren el territorio de manera secreta y sin que nadie se percate. Además, a lo largo de los años, estas grutas se han convertido en un lugar en el que abundan tesoros arqueológicos invaluables, ya que en sus entrañas se han encontrado objetos como puntas de flecha, platos rotos y diversos objetos cerámicos relacionados con ofrendas a diferentes divinidades.

Entre grutas

La entrada a las profundidades del mundo maya, las Grutas de Calcehtok.

Si estás buscando desconectarte y vincularte con una parte de la historia que nos constituye y da identidad, este estado te sorprenderá con cada decisión que tomes para explorarlo.

RUTAS VIVA AEROBUS A YUCATÁN

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