La historia de la capital de Florida está especialmente marcada por los inmigrantes cubanos, quienes empezaron a llegar a finales del siglo XIX gracias a Vicente Martínez Ybor, quien luego de escapar de Cuba, buscó un lugar para establecer su fábrica de puros. Después de explorar las comunidades del Golfo, Ybor entendió que el clima, el puerto y las conexiones de Tampa la hacían idónea, por lo que empezó a trazar lo que se conocería como Ybor City, adoptando el nombre de su fundador.

El señor Ybor ofrecía trabajo bien pagado y vivienda a precios accesibles, para que los trabajadores estuvieran contentos y no se fueran. De este modo, la población —una mezcla de inmigrantes cubanos, españoles, alemanes, italianos y judíos— se incrementó de 700 personas, a 100,000 en pocas décadas. En 1930, Tampa se convirtió en la ciudad más grande de Florida. 

Una manera de vivir parte de esta historia y de entender el presente de Tampa es visitando El Reloj de J.C. Newman, la última fábrica de puros en funcionamiento en la ciudad. Aquí puedes ver a maestros cubanos como Héctor y Ángel haciendo puros a mano, tal como lo hacían en 1886. En su apogeo, Tampa Bay producía 500 millones de puros anualmente, lo que le valió el sobrenombre de Cigar City. Hoy esta fábrica produce alrededor de 15 millones al año. 

Para conocer El Reloj y su museo (la entrada es gratuita) así como otros espacios donde palpita el legado cubano, como el parque José Martí, la recomendación es contactar a Tampa Bay Tours (tampabay-tours.com), donde guías como Max Herman te llevarán a recorrer Ybor City, considerada Monumento Histórico Nacional.