Tuxtla Gutiérrez es una pequeña y maravillosa ciudad llena de secretos y lugares tan atractivos que te arrepentirás de no haber viajado a este destino sureño antes. Nos alejamos de lo más visitado del lugar —su centro histórico y el Parque Nacional Cañón del Sumidero— para explorar otros lugares chiapanecos que sorprenden.
Tuxtla Gutiérrez es el destino chiapaneco para aquellos que quieren un circuito alternativo a los paseos más visitados del estado. Como buena ciudad pequeña, los hábitos y tradiciones de sus habitantes son los que hacen de sus recomendaciones una guía para este viaje. Muy cerca del centro histórico de la ciudad está el parque Joyyo Mayu, un increíble espacio al aire libre perfecto para organizar un plan tranquilo durante el día, por ejemplo un picnic a la orilla del lago. Si lo que quieres es una aventura única, sube a alguna de las 14 plataformas que están por encima de los árboles y que se conectan por cuerdas y puentes de madera. Desde las alturas tendrás una postal increíble. La mejor experiencia gastronómica y de entretenimiento la encuentras en los botaneros familiares. En un ambiente de fiesta y buena onda la mesa se llena de entradas riquísimas como carne tártara, tasajo o tacos de carraca, un plato típico que sorprende: se trata de un chicharrón de mandíbula de cerdo buenísimo, el de Ali Babar es de los mejores. A sólo 30 minutos de la ciudad encontrarás uno de los secretos naturales mejor guardados del estado: la cascada El Chorreadero, que se origina en las aguas de un arroyo que avanza por cuevas subterráneas increíbles: recórrelas y descubre texturas, figuras abstractas y una luz muy especial que te guiará hasta el final del camino. Para terminar este paseo, puedes nadar en alguna de las pozas naturales que se forman por la caída de la cascada.
El Chorreadero también es un museo natural en el que se conservan cientos de fósiles en diferentes grutas. Este lugar es una verdadera oda a la espeleología.