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Crédito: Shutterstock.

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Sotol El destilado del desierto

Por Laura Micaham y Wendy Pérez

El sotol se ha comenzado a degustar con el mismo entusiasmo que el tequila y el mezcal. En esta entrevista, tres maestros sotoleros de la sierra y el desierto de Chihuahua comparten el orgullo que representa continuar con la tradición.

Luego de un periodo de maduración de hasta 30 años en pleno desierto, la planta de Dasylirion se jima y se lleva a la vinata, fábrica artesanal donde se destila para dar origen a una bebida de gran pureza. Crédito: Cortesía Cara Blanca.

México tiene una rica tradición de destilados artesanales, la mayoría elaborados con agave. Sin embargo, en Chihuahua, Durango y Coahuila se produce una bebida identitaria y ancestral: el sotol. Esta proviene de la planta Dasylirion, que tarda hasta 30 años en madurar y crece en condiciones extremas del desierto. Aunque mucha gente piensa que es un agave, pertenece a una familia botánica distinta. Actualmente es un símbolo de orgullo para las familias sotoleras que han preservado este legado por generaciones.

Desde tiempos prehispánicos, las comunidades originarias del desierto de Chihuahua utilizaban el sotol o sereque para alimentarse, curarse y elaborar artesanías. Con la llegada de los colonizadores, se introdujeron las técnicas de destilación que se conservan hasta la actualidad. Aunque la producción de sotol fue perseguida y estigmatizada durante décadas, hoy ha resurgido como una bebida de calidad que compite con los mejores destilados del mundo. En esta entrevista, tres maestros sotoleros nos cuentan su historia y la evolución de esta bebida.

Aunque por su proceso se piensa que el sotol es un destilado de agave, se elabora a partir de la planta Dasylirion, que pertenece a otra familia botánica. Crédito: Cortesía Sotol Lazo de mi vida.

 

De la clandestinidad a la luz

Norma Fernández, maestra sotolera y cuarta generación de sotoleros, proviene de una familia productora de sotol en Ciudad Madera, Chihuahua. Creció entre vinatas —fábricas artesanales donde se destila el sotol— aprendiendo el oficio junto a su padre, Bienvenido Fernández, quien fue clave en la legalización de la producción de sotol. “Mi papá nos llevaba a la sierra en las vacaciones, y aunque parecían reuniones familiares, en realidad estaba destilando”, recuerda Norma. Su padre, además de ser un experto destilador, luchó por la legalización y desestigmatización del sotol. 

Norma también recuerda la persecución que vivieron los productores durante décadas: “Cuando era niña, si me preguntaban a qué se dedicaba mi papá, tenía que decir que era obrero. Hoy, en cambio, veo a personas con títulos académicos proclamarse sotoleros con orgullo”. Antes de 1998, la producción de sotol era clandestina y perseguida por las autoridades, quienes encarcelaban a los productores y destruían las vinatas. La prohibición se debía, en gran parte, a la influencia de la Ley Seca en Estados Unidos y al conservadurismo del gobierno mexicano. Finalmente, en 1998 se logró la legalización, permitiendo a las familias sotoleras salir de la clandestinidad y transformar su tradición en una actividad legítima y reconocida.

 

Durante años, el sotol fue perseguido e incluso prohibido, pero gracias a las comunidades sotoleras hoy se celebra como una bebida legítima e identitaria. Crédito: Cortesía Noche Luna.

El orgullo de Norma es palpable cuando relata cómo, tras obtener el permiso de producción, su padre lo celebró repartiendo copias entre los sotoleros de la región y organizando la primera edición de la Celebración del Burrito Sotolero, una fiesta que ya cumple 25 años. Hoy, el sotol es símbolo de identidad y orgullo en la región, y nuevas generaciones, como la de Norma, continúan con este legado.

 

Visita su vinata:

Casa Sotol Fernández 

Calle Belisario Domínguez y Ferrocarril, Col. Campesina, La Madera, Chihuahua

FB: Sotol Fernández Bienvenido Fernandez

 

Durante años, el sotol fue perseguido e incluso prohibido, pero gracias al trabajo de las familias sotoleras hoy se celebra como una bebida legítima e identitaria. Crédito: Cortesía Sotol Lazo de mi vida.

 

Un trabajo de comunidad

Salvador Derma Piñón, tercera generación de sotoleros del desierto, también ha dedicado su vida a este destilado. Su bisabuelo destilaba sotol y extraía cera de la candelilla, pero Salvador atribuye su herencia sotolera a su madre, Manuela Piñón Porras. Tras pasar algunos años fuera de México, Salvador regresó decidido a legalizar la producción de sotol. Aunque su primer intento de asociación fracasó, aprendió del proceso y en 2014 fundó Potrero del Llano, un grupo de cinco sotoleros que lograron registrar la marca Sotol Lazadores y cumplir con todas las regulaciones necesarias para su comercialización y exportación.

 

El sotol, planta emblemática del desierto de Chihuahua, madura bajo condiciones extremas para convertirse en el destilado que preserva siglos de tradición. Crédito: Shuttersock

A pesar de sus logros, Salvador está preocupado por el futuro de la planta Dasylirion. “Si no trabajamos desde hoy en la sostenibilidad de la planta, no habrá herencia para las futuras generaciones”, advierte. La sobreexplotación y el cambio climático amenazan la supervivencia del sotol, por lo que Salvador trabaja en un convenio con la Universidad Autónoma de Chihuahua para desarrollar técnicas de cultivo y reforestación.

Salvador también destaca la importancia de reconocer el trabajo de los maestros sotoleros. “He visto marcas que ganan medallas en el mundo, pero no mencionan al maestro sotolero”, lamenta. Para él, es fundamental que se valore el esfuerzo de quienes han mantenido viva esta tradición por generaciones.

Visita su vinata:

Vinata Sereque del Desierto

Ejido Chorreras, Municipio de Aldama, Chihuahua

IG: sotol_lazodemivida 

Luego de un periodo de maduración de hasta 30 años en pleno desierto, la planta de Dasylirion se jima y se lleva a la vinata, fábrica artesanal y familiar donde se cuece y se destila el sotol. Crédito: Cortesía Sotol Lazo de mi vida.

De y para los productores

Fernando Porras inició su carrera en la vinata de sus tíos y trabajó con el reconocido maestro Eduardo Arrieta; sin embargo, se considera la primera generación de sotoleros en su familia. Con su proyecto Dos Potrillos, que pronto se comercializará bajo el nombre Torros, busca dejar un legado para sus hijos. Su vinata se encuentra en el desierto de Ojinaga, una región que otorga características muy particulares a su sotol. “El sotol del desierto es muy diferente al de la montaña; tiene un sabor más seco y concentrado. Cuando lo bebes, te estás tomando el desierto”, describe.

 

El proceso de elaboración del sotol es parecido al de los destilados de agave, sin embargo, el destilado del desierto se hace a partir de la planta Dasylirion, que pertenece a otra familia botánica. Crédito: Shutterstock.

Al igual que Salvador Derma, Fernando está comprometido con la sustentabilidad del cultivo de la planta. “El destilado va a crecer mucho, pero el futuro de la planta lo veo complicado”, afirma, subrayando la necesidad de reforestar y devolver a la naturaleza lo que se extrae. Por esta razón, forma parte del Consejo Nacional de Productores Auténticos de Sotol, una iniciativa que busca sensibilizar a los productores sobre la importancia de la sostenibilidad y promover la reforestación del Dasylirion.

El consejo también tiene como objetivo ayudar a otros productores a obtener certificaciones y sellos que les permitan exportar su producto. Además, están trabajando en el desarrollo de un sello que garantice al consumidor que el sotol proviene de auténticos productores mexicanos.

Visita su vinata:

Vinata La Estación San Sóstenes

Carretera Federal a Coyame del Sotol, Ejido El Pastor, Chihuahua

IG: @porras5766

El sotol se elabora en Durango, Coahuila y Chihuahua; en esta última entidad hay vinatas de gran arraigo en Coyame del Sotol, Ejido El Pastor, La Madera y el municipio de Aldama. Crédito: Cortesía Sotol Lazo de mi vida.

El debate sobre la denominación de origen

Uno de los temas más recientes en el mundo del sotol es el debate sobre la denominación de origen, especialmente ante el auge de nuevos productores en Estados Unidos. 

“Cuando me preguntan qué opino sobre los productores estadounidenses, digo que es oportunismo”, comenta Fernando Porras. “Los tres estados de México (Chihuahua, Coahuila y Durango) nos hemos dedicado a hacer sotol y mantener la tradición, mientras que en Estados Unidos nunca se había destilado sotol y ahora lo hacen a gran escala. Tienen la planta, sí, pero no deberían llamarlo sotol porque no respetan la denominación de origen”.

El sotol, nacido en tierras agrestes, representa la esencia del desierto que da vida a este destilado ancestral. 

Crédito: Shuttersock

El sotol, una bebida con profundas raíces en la historia de México, enfrenta nuevos desafíos a medida que gana popularidad a nivel mundial. Sin embargo, para estos tres maestros sotoleros de Chihuahua, el futuro del sotol depende no solo de su éxito comercial, sino de la preservación de la tradición, la sostenibilidad de la planta y el reconocimiento del trabajo de los productores. El sotol no es solo una bebida, es un símbolo de identidad y orgullo para las familias que, por generaciones, han mantenido viva esta noble tradición.

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