Cada una de las casi 200 cervecerías artesanales registradas en Baja California son ejemplo de emprendedurismo y resiliencia en una industria que ha crecido enormemente en todo México. 

Si bien la cerveza llegó a nuestro país junto con los conquistadores españoles, quienes establecieron una primera cervecería en el Estado de México en el siglo XVI, su auge comercial se dio en los siglos XIX y XX con la producción de cerveza industrializada. Este panorama cambió a finales de los años noventa e inicios del 2000, cuando arribó, oficialmente, la versión artesanal, cuyo movimiento en Europa y Estados Unidos ya tenía un buen camino recorrido.

La zona fronteriza de México fue clave para que la cerveza artesanal se consolidara, con icónicas propuestas pioneras como Casta (hoy desaparecida), en la ciudad de Monterrey, y Cucapá en Mexicali. Poco después, se extendió hacia el centro del país y surgieron Minerva en Guadalajara y Primus en Querétaro. 

Siguiendo el paradigma de producir a menor escala, estos proyectos han empleado métodos tradicionales e ingredientes de mayor calidad. También han experimentado libremente con estilos, trayendo al consumidor un nuevo mundo sensorial a partir de malta, lúpulo, levadura y agua.

Actualmente, en México tenemos muchísimas opciones de cheve artesanal y de salas de degustación. En este panorama, Mexicali, Tijuana y Ensenada son, sin lugar a dudas, todo un universo para explorarlas. Toma nota para tu próximo viaje.