El origen de este famoso antojito se lo debemos a Carmelita Medina, mamá de un humilde hogar mexicano que, al verse en la necesidad de sostener a su familia, salió a la orilla del Canal de la Viga en la Ciudad de México a vender sopes y tlacoyos.
En su puesto de comida, doña Carmelita dominaba el manejo de la masa de maíz y le gustaba mantener contentos a sus clientes. Un día, un exigente comensal la desafió a hacer un tlacoyo mucho más grande y alargado.
Carmelita siguió elaborando los huaraches debido a su éxito y los bautizó con este nombre por su gran similitud con el calzado tradicional mexicano.
A diferencia del tlacoyo, la masa del huarache no tiene relleno y se fríe en manteca, se baña de salsa verde o roja y se le agrega crema y queso para acompañar.