Inicia en la ciudad de Ameca y termina en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario, en Talpa de Allende. La ruta es recorrida por aproximadamente 3 millones de personas al año, principalmente en Semana Santa. Sus impresionantes estaciones, en medio de la naturaleza, van desde miradores, ermitas laicas, albergues, monumentos y santuarios.
Barranca de Huentitán o de Oblatos, el profundo cañón jalisciense
Esta área natural protegida del estado es una experiencia en descenso, ideal para practicar senderismo. Es como bajar por un corredor lleno de vegetación y ambiente fresco. Hay pendientes profundas y pequeñas cascadas, pero el símbolo de la barranca es el puente colgante Acediano. El desafío es el regreso, la eterna subida.
Estos destinos prometen un alivio al ajetreo citadino, donde convivir con lo natural y majestuoso del paisaje es también entender la grandeza del estado y lo diminuta que parece la gran urbe.