Los sabores de Zacatecas son honestos, enérgicos y deliciosos. Si eres un verdadero foodie tienes que conocer este destino muy pronto; quedarás completamente sorprendido. Nada más hay que llegar a la capital para conocer todo lo que se puede comer: pozole, tacos, gorditas y las reinterpretaciones de los sabores típicos en las cocinas de autor se reúnen en el centro histórico de la ciudad.
El día en Zacatecas comienza fuerte; muchos dicen que el desayuno es el alimento más importante del día y en la Finca Serrano se lo toman muy en serio.
En su famoso menú tradicional, sirven los platos típicos de la región con sabor a hogar con un giro gourmet, lo que resulta en preparaciones riquísimas.
Con opciones como las enchiladas jerezanas, con una deliciosa salsa de chile guajillo, o los tacos dorados de papa al estilo Tlaltenango, este restaurante le brinda a sus comensales los platillos típicos de Zacatecas con ingredientes y fusiones que sorprenden.
Una gordita de guisado y un café de olla son indispensables para comenzar un día en este destino.
Crédito foto: Andrew Reiner
Si estás buscando un clásico delicioso y rápido, te recomendamos las Gorditas Doña Julia. Estas gorditas se han vuelto un ícono en la ciudad y son perfectas para empezar el día. Te recomendamos la de arroz con mole o la de picadillo; si no te gusta la carne, la de frijoles con queso es la opción. Tienes que pedir el café de olla para probar un auténtico desayuno zacatecano.
Las gorditas de guisados son el alimento básico en la mesa zacatecana; entre las más populares está la de yesca, carne de cerdo frita.
A pesar de tener una amplia gama tradicional, la cocina contemporánea y más experimental se está ampliando en Zacatecas. Santos Maestros, El Paraíso y Ceremonia son sólo algunas de las opciones en las que se nota el eclecticismo de la gastronomía de esta ciudad.
Las tostadas jerezanas de Santos Maestros, cubiertas con cuerito de cerdo y la salsa especial de Jerez —a base de jitomate, chile serrano, de árbol y jalapeño— o el guacamole con chicharrón de sirloin y arándanos deshidratados de El Paraíso son sólo un par de ejemplos de cómo el centro de Zacatecas apuesta por la novedad y por la fusión de técnicas culinarias modernas con los secretos y herencias de los zacatecanos.
Cosecha tiene un menú de temporada hecho a base de ingredientes frescos y locales. Sus platillos recrean las recetas más tradicionales y las reinterpreta para presentar elaboraciones con una propuesta gourmet.
En Zacatecas, la producción de vino y mezcal tiene ejemplares espectaculares, los de Tierra Adentro y El Zacatecano. A cualquier lugar que vayas pide que te sirvan de estas bebidas locales.
La producción vinícola zacatecana goza de una fama bien merecida, los vinos de Tierra Adentro son espectaculares.
Crédito foto: Jordán Rodríguez
Los restaurantes a los que siempre hay que regresar ––o los imperdibles si es tu primer viaje a Zacatecas––, son La Leyenda y Los Dorados de Villa.
En La Leyenda es muy difícil decidirse por algo en el menú porque todo está buenísimo, pero uno de sus platos estrella es, sin lugar a dudas, el asado de boda. Este platillo de influencia francesa, como bien indica su nombre, se servía en ocasiones especiales como las bodas: lomo de cerdo frito y una salsa especial de chile ancho y especias que lo perfuman todo. Para un pozole verde inolvidable, el que sirven en Los Dorados de Villa. Este plato es la especialidad de la casa, picosito en la justa medida, abundante y muy rico.
Tanto La Leyenda como Los Dorados de Villa son espacios que, además de su sazón privilegiada, atraen a los viajeros por su historia y decoración; el primero parece un museo de arte y el segundo una casona típica en la que se rinde homenaje a Francisco Villa y a sus tropas.
Tal vez Zacatecas no haya sido nombrada —todavía— capital culinaria del país, pero eso sólo hace mucho más grata y sorpresiva la gran variedad de platillos e historia que esta ciudad esconde. En un viaje por este destino no sólo se disfruta de la arquitectura colonial de la ciudad sino de su sabiduría gastronómica.