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Cosalá se encuentra en la Sierra Madre Occidental, a medio camino entre Culiacán y Mazatlán. El arco que sirve de entrada al pueblo nos da la bienvenida a un sitio lleno de belleza. La conservación de sus edificios y los recovecos de sus minas se suman a las maravillas naturales que van desde cascadas hasta grutas.
En Cosalá parece que el tiempo converge y nos muestra diferentes épocas en un mismo espacio. Si visitas Guadalupe de los Reyes, podrás conocer los petroglifos y pinturas rupestres que dejaron a su paso los tepehuanes, lacapaxas, sabaibos, acaxees y xiximíes. Y también verás huellas del pasado minero.
Con la llegada de los españoles, el pueblo ganó el nombre de Real de Minas de las Once Mil Vírgenes de Cosalá. Su época de mayor abundancia fue en 1816, cuando había más de 50 minas activas, lo que convirtió a este municipio en uno de los más importantes y solventes del norte del país.
El Museo de Historia y Minería es el mejor lugar para ahondar en el pasado. Se ubica en una impresionante casa de mediados del siglo XVII donde se resguardan piezas prehispánicas y coloniales, una extensa colección de muestras minerales y no minerales y, aunque no lo creas, ¡los restos de un mamut!
Cosalá es un ejemplo de conservación. Al caminar por sus calles empedradas se puede apreciar la traza urbana original, con sus altas banquetas y sus construcciones coloniales con enormes patios interiores que han logrado mezclarse con las coloridas fachadas que aparecieron en el siglo XX. El adobe y la cantera sirven para modular la temperatura: frescos en temporada de sol y cálidos en invierno.
La Plaza de Armas es el punto de inicio para llegar a los principales templos: la iglesia de Santa Úrsula, con su reloj solar de más de 200 años, y la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe, la más antigua, construida por los franciscanos y con túneles secretos que conducen al convento. En tu caminata por el pueblo no pierdas la oportunidad de probar delicias locales como la machaca en caldillo y los dulces de caña de azúcar, o de explorar artesanías como los cinturones piteados o las bolsas de ixtle.
Si quieres retroceder en el tiempo y vivir el esplendor de Cosalá, puedes hospedarte en el Hotel Quinta Minera, una hacienda recientemente restaurada con jardines y espacios acogedores.
En Cosalá, las construcciones coloniales de cantera con enormes patios interiores se mezclan con las coloridas fachadas del siglo XX. Crédito: Cortesía Sectur Sinaloa.
Otra de las peculiaridades de este destino son sus parajes naturales. La Reserva Ecológica Mineral de Nuestra Señora abarca 5,000 hectáreas a cargo de la Universidad Autónoma de Sinaloa, donde el ecoturismo, la investigación espacial y la conservación de la naturaleza son posibles.
Se puede andar por sus senderos, caminar por el río, admirar su cascada y lanzarse por su tirolesa, una de las más largas del país. Aquí mismo está el aviario de la guacamaya verde, donde se desarrolla un proyecto piloto para su reproducción y conservación. ¿Algo más? Sí: un observatorio astronómico dedicado al monitoreo de basura espacial, asteroides y cometas.
A 15 kilómetros, en Cerro Palmar, se encuentran las grutas México. Sus espectaculares cuevas con estalactitas y estalagmitas, formadas a partir de filtraciones de agua y minerales a lo largo de miles de años, son impresionantes. Se pueden realizar actividades de espeleología, senderismo y rappel. Al ser de difícil acceso, se recomienda ir con un guía que conozca la zona y resguarde tu seguridad.
La Reserva Ecológica Mineral de Nuestra Señora es una visita imperdible en Cosalá, con cascadas, senderos y un aviario para la conservación de la guacamaya verde. Crédito: Shutterstock.
Dentro de las grutas México existe un oasis llamado Charco Azul, con cascadas y pozas color turquesa, abundantes durante todo el año. Además de darte un chapuzón, puedes apreciar el contrastante verde de su vegetación mientras practicas un poco de senderismo.
Otra visita obligada es el balneario Vado Hondo. Es un lugar con vegetación tropical y tres cascadas llamadas La Cueva, El Salto y La Difunta Petra. Sus instalaciones incluyen tirolesas, asadores, vestidores y juegos para los más pequeños.
Uno de los secretos de este pueblo mágico es San José de las Bocas. A más o menos 30 minutos se encuentra este sitio con sus deliciosas y cálidas aguas termales. Se dice que no solo son bellas, sino también curativas por su contenido mineral.
Cosalá es una caja de sorpresas donde todo cabe: las posibilidades de sus paisajes naturales y su arquitectura lo convierten en un destino ideal que vive entre el pasado y el presente. Aquí encontrarás tranquilidad y aventura; adrenalina y paz.