Tomas tus cubiertos y partes un pequeño pedazo de chile, asegurándote de que la ración contenga cada uno de los ingredientes: relleno, granada y, por supuesto, la nogada.
Sí, los chiles en nogada, más que una tradición, son un emblema de nuestra gastronomía y todos reconocemos que su presencia es vital en las fechas septembrinas.
Origen incierto, tradición segura
¿Quién no recuerda haber tenido que ayudar a pelar las nueces para preparar este platillo o, si no, haber escuchado a algún amigo o familiar quejarse al respecto? Pero ¿te has puesto a pensar de dónde salieron los famosísimos chiles en nogada? Aunque la historia es incierta, su origen geográfico sí se conoce: Puebla de Zaragoza.
Existen varias teorías al respecto, de las cuales dos han cobrado mayor popularidad. Ambas datan de 1821 y tienen como marco la firma del Acta de Independencia de México y de los Tratados de Córdoba por Agustín de Iturbide.
En el primer relato se cuenta que un grupo de monjas en el convento de Santa Mónica de Puebla decidieron preparar un plato para despedir a Iturbide en el que se mezclaran productos de temporada como la nuez de Castilla y la granada, y que conjugara los colores del ejército trigarante. En la segunda versión, descrita por Artemio de Valle-Arizpe, el escritor cuenta que fueron tres novias de tres soldados quienes, para sorprender a sus amados, crearon este plato único.