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“Andas muy campechano” es una frase común para decir que alguien vive tranquilo o sin preocupaciones. El verdadero lujo es estar así, “campechaneando”, en un aquí y ahora muy atesorado en la sociedad de la prisa. Para descansar y ponerse a tono con Campeche, estado y capital, aquí hay algunas recomendaciones.
La ciudad de Campeche se ubica entre el Caribe y el Golfo de México, razón por la cual se convirtió en uno de los puertos más importantes del Virreinato de la Nueva España.
Fue fundada en 1540 con el nombre de Villa y Puerto de San Francisco de Campeche, en la región maya de Ah-Kim-Pech. La traza de la ciudad es un tablero de ajedrez, pero su rasgo más característico son sus murallas.
Campeche debe sus murallas a la búsqueda de protección tras los ataques de piratas y corsarios ingleses y holandeses. Su construcción se inició en 1686 y no fue hasta 1893 que se comenzó a abrir la vista al mar.
El centro histórico de Campeche es Patrimonio de la Humanidad. Camina por sus calles adoquinadas y admira su arquitectura: comienza por la Catedral de la Concepción y visita los fuertes y baluartes que conforman su sistema de murallas, hoy transformados en museos con un interesante acervo.
Pasear por su malecón y disfrutar del atardecer y el mar es la principal recomendación para sentir la vibra campechana. Si quieres dar el rol en bicicleta, puedes rentar una con Pirata Aventurero (IG: @pirataaventureromx). La visita puede extenderse hasta la noche, para después ir al andador de la calle 59 y elegir uno de sus bares.
Una escapada imperdible en Campeche es Miguel Colorado, a una hora de la capital, que tiene senderos, tirolesas y un cenote para practicar kayak y nadar. Crédito: Shutterstock.
La oferta culinaria de Campeche tiene influencia maya, caribeña, europea y de Medio Oriente. En la mesa conviven pan de cazón, cochinita pibil y kibbes. Estos últimos, hechos de trigo, carne y especias, también pueden encontrarse a la venta en la calle, en vitrinas móviles transparentes.
No dejes de probar la torta de jamón claveteado, embutido que se prepara con jerez y especias como clavo y canela en un pan francés. Es común encontrarlo en cenadurías como la Portales de San Francisco y la Portales de San Martín. Estos espacios marcan la vida comelona de la capital junto con las cantinas. En este último rubro y para comer durante el día, te recomiendo el Rincón Colonial y la Nuevo Regis, donde puede haber desde sopa de lima hasta taquitos de recado, panuchos ahogados, huevos motuleños, ceviches de camarón y más.
Uno de los platillos campechanos más famosos es el pan de cazón: tortillas apiladas con este pescado desmenuzado, cubierto con salsa de jitomate y chile habanero. Para beber, aguas de chaya con piña o de horchata de coco, o chelas artesanales locales.
Para desayunar, sugiero Luan y Antojitos El Comalito; para mariscos, El Langostino; para el antojo bebible, chocolatería Chocol Ha y café Sotavento; y para seguir disfrutando durante tus caminatas por el centro, panes de camote, platanito (un pan de gran tamaño) y las marquesitas: la de queso de bola con cajeta no falla.
La cocina campechana es un crisol de influencias mayas, europeas y de Medio Oriente que se convierten en platillos como el pan de cazón, los kibbes, los embutidos y la infaltable cochinita pibil. Crédito: Luis Rodríguez.
Hay dos puntos cercanos imperdibles. El primero es Miguel Colorado, a una hora de distancia de la capital; tiene senderos, tirolesas y un cenote para practicar kayak y nadar. Además de llevar a cabo actividades de conservación, este ejido forma parte de un corredor que conecta a Calakmul con los humedales de Laguna de Términos.
El segundo lugar es Nunkiní, a una hora y media de camino. Con las familias Colli Kantun, Colli Huchín y Ac Ac podrás aprender sobre el si’intun, técnica de cocción, conservación y platillo a la vez. La experiencia es para grupos. Informes y reservaciones: 996 110 9770 (WhatsApp).
Si bien la ciudad de Campeche fue la primera población española en la península de Yucatán, el actual territorio del estado estaba poblado desde un remotísimo pasado. Calakmul, por ejemplo, fue la urbe más importante de las tierras bajas mayas 20 siglos antes de nuestra era. Enclavada en la segunda reserva natural más grande de América, en ella se han encontrado estelas y edificios piramidales de grandes dimensiones. Fue inscrita por la UNESCO como Patrimonio Mixto de la Humanidad, así que si tienes tiempo, súmala a tu viaje.