Día 2. Desayuno tradicional para recuperar energía
El segundo día en Acapulco es para descansar y conocer parte de sus tradiciones más profundas.
A la hora del desayuno —que después de la fiesta en el Baby’O seguro es pasado el mediodía— pide un pescado a la talla en alguna de las palapas a pie de playa de Caleta y Caletilla. El sabor del huachinango al carbón cubierto de salsa te va a devolver la energía.
Día 2. Tradiciones acapulqueñas
El plan sigue en La Quebrada, el famosísimo acantilado desde el que clavadistas locales saltan entre gritos y aplausos. Muy cerca de ahí está el malecón, en el que conocerás, a través de algunas esculturas, la historia del puerto. Para una postal perfecta, llega al anfiteatro a cielo abierto, Sinfonía de mar, en donde Acapulco se deja ver en toda su majestuosidad.
En Acapulco puedes pasar dos días muy divertidos con su respectiva dosis de mar, arena y una cocina fresca y rica. Este es un destino que nunca defrauda a nadie.