Sonora, uno de los estados más grandes del país, es un mosaico de ecosistemas que sorprende por su diversidad: montañas escarpadas, valles fértiles, costas serenas y, por supuesto, el imponente desierto, que se funde con el mar y el cielo. El vasto territorio desértico, aparentemente inhóspito, guarda en su interior una riqueza natural extraordinaria, donde la vida ha encontrado maneras insólitas de florecer en medio del calor extremo y la aridez, especialmente en dos de las Reservas de la Biosfera que alberga.
La Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar y la Reserva del Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado deslumbran por sus paisajes surrealistas y su enorme valor ecológico. Recorrer estos parajes es adentrarse en un mundo donde el silencio se convierte en sonido, las estrellas brillan con más intensidad y cada formación geológica cuenta una historia milenaria.
Para conocer estas reservas, los caminos y sus secretos, la recomendación es hacerlo con los expertos de En Marcha, un proyecto de viajes especializado en experiencias únicas y ecoconscientes. En tres días, tendrás la oportunidad de sentir la inmensidad y la pequeñez, en medio de la serenidad, y podrás admirar una belleza inimaginable.
Cortesía En MarchaMx®/Iván Sepúlveda.
El primer destino de este itinerario es la Reserva de la Biosfera El Pinacate y Gran Desierto de Altar, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO gracias a sus impresionantes formaciones volcánicas.
Al adentrarse en la reserva, el paisaje cambia drásticamente: el terreno se oscurece por la roca volcánica y aparecen enormes cráteres que evidencian las huellas geológicas de la Tierra. La caminata hacia la mina La Laja revela vistas que recuerdan a la superficie de Marte, con su suelo rojizo y piedras volcánicas. No es casualidad que astronautas de la NASA entrenaran aquí para prepararse para sus misiones lunares.
El salar, en la Reserva de la Biosfera del Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado, es un lugar sagrado para los tohono o’odham, la gente del desierto, y un sitio muy especial para la introspección.
Desde ahí comienza a verse uno de los cráteres más impactantes: El Elegante, una depresión circular de más de 1,500 metros de diámetro. Se clasifica como tipo maar, ya que se formó tras una explosión volcánica subterránea que dejó una profunda marca en el terreno.
Al caer la noche, el glam camp está listo. Tiendas de campañas perfectamente equipadas y cómodas para que te concentres en lo importante: el cielo. Un anochecer como ningún otro, sin contaminación lumínica para observar más estrellas de las que podemos contar. El día se acaba y la conciencia de lo diminutos que somos frente al universo se queda en nuestra mente. Los sonidos de la noche nos acompañan a dormir.
La experiencia nocturna en un glam camp, dentro de la Reserva de la Biosfera de El Pinacate, te permitirá observar impresionantes cielos estrellados, sin contaminación lumínica.
El amanecer en El Pinacate tiñe el panorama de tonos dorados y anaranjados. El día arranca con una caminata energizante antes de desayunar y luego continúa con la exploración hacia el cráter El Colorado.
La Reserva del Pinacate y Gran Desierto de Altar resguarda diez cráteres tipo maar. Solo dos están abiertos al público. El Colorado se distingue por el color rojizo que le da la arcilla que se ha mezclado con ceniza volcánica.
La siguiente parada es el Gran Desierto de Altar, el campo de dunas móviles más grande de Norteamérica. Aquí, el viento modela colinas de arena que se desplazan lentamente, creando un entorno en constante transformación. Subir a una de las dunas es un desafío físico, pero la vista desde la cima recompensa el esfuerzo: un mar de arena dorada que se extiende hasta donde alcanza la vista.
El desierto de Sonora es relativamente reciente y se considera un ecosistema joven, impulsado por la última glaciación hace unos 10,000 años. Por ello, se le clasifica como desierto subtropical y cuenta con más o menos 600 especies vegetales.
Sonora Indómita, la experiencia que ofrece En Marcha Mx®, te revelará la fuerza del desierto, la belleza del cosmos y la importancia de proteger estas indómitas y a la vez frágiles reservas.
La ruta sigue hacia Puerto Peñasco para hacer una pausa y comer. De ahí, continuamos hacia el segundo punto para hospedarse: Campo La Salina, en la Reserva de la Biosfera del Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado. Este es un lugar sagrado para los tohono d’odham, la gente del desierto.
Los tohono o’odham son un pueblo binacional originario del desierto que abarca de Arizona a Sonora. Para ellos, esta zona representa el hogar de espíritus ancestrales, el origen del mundo y un lugar sagrado de renovación espiritual.
En este territorio habitan sus dioses y, en medio de este arenal, es donde el alma se pule, se limpia y encuentra su fortaleza. Durante siglos han sobrevivido a un ambiente extremo que conocen y cuidan mejor que nadie, manteniendo un respeto recíproco entre ellos y su ecosistema.
El Gran Desierto de Altar es el campo de dunas móviles más grande de Norteamérica. El desafío físico de recorrerlas se compensa con la vista de un mar de arena dorada que se extiende hasta donde alcanza la vista.
Un nuevo amanecer nos espera, junto con la posibilidad de hacer un ejercicio de introspección en medio del salar. Un paraje blanco y resplandeciente donde la sal se cristaliza sobre el suelo agrietado. En este lugar, la actividad más especial es una meditación guiada, diseñada para conectar con la calma y la inmensidad del desierto. Sentir el silencio y disfrutar de la mente enfocada. Es un momento pertinente para observar el entorno y purificar el pensamiento hundiéndonos en un momento de introspección.
Más tarde, la expedición se traslada al delta del río Colorado, un espacio sorprendentemente rico que contrasta con la aridez del desierto. Los humedales, manglares y esteros crean un refugio vital para aves migratorias y especies endémicas. Aquí, el agua dulce se encuentra con el mar, formando un entorno que palpita lleno de vida.
El último tramo de este viaje está diseñado para disfrutar de la calma y la convivencia. La travesía culmina frente al Mar de Cortés, conocido como “el acuario del mundo” por su riqueza marina. Aquí se prueban los mariscos locales mientras el sonido de las olas y la brisa marina crean un ambiente relajado. Este momento de pausa permite reflexionar sobre la experiencia vivida y apreciar la magia del desierto y sus contrastes.
Un mar de arena dorada bajo el cielo. Descubre la belleza única de las dunas de Sonora, un paisaje impresionante que te sorprenderá.
Este itinerario, cuidadosamente diseñado por En Marcha Mx®, no es solo una travesía por paisajes extraordinarios; es una invitación a redescubrir la conexión con la naturaleza. A lo largo del camino, cada paso revela la fuerza del desierto, la belleza del cosmos y la importancia de proteger estas indómitas y a la vez dóciles reservas.
Cuidar de ti y la naturaleza es un compromiso que En Marcha tiene presente. Son una de las agencias aprobadas por CONANP para realizar los tours en ambas Reservas de la Biosfera. Cuentan con las medidas de seguridad y medios de transporte adecuados, además de un equipo preparado para explicarte, acompañarte y guiarte.
Son bastante flexibles, así que si tienes algún plan especial como fotógrafo, investigador o solo consideras ir en un grupo privado, te ayudarán. Para este itinerario, puedes volar a Mexicali y unirte a ellos desde Sonoyta o bien, salir de Hermosillo.
IG: @enmarcha.mx T. (52) 66 21 11 89 23.
La cascada de Julia Pfeiffer Burns State Park, un espectáculo natural donde el agua se encuentra con el océano, regala vistas inolvidables en la ruta costera de California. Crédito: Shutterstock.
Sonora, con sus cráteres impresionantes, sus dunas doradas y sus cielos infinitos, es un destino que no solo se observa, sino que se siente. Un viaje que nos deja un antes y un después en la percepción del norte de México y de la increíble diversidad que alberga. ¿Estás listo para explorar la magia del desierto sonorense?