EnvivaRevista

Crédito: Shutterstock.

panorámica

Nuevo León

Tesoros del noreste

Por Ivett Rangel

Monterrey es la puerta de entrada a una región con pueblos norestenses de profundas raíces, rodeados por bosques, cascadas y montañas listos para ser descubiertos.

Llegó el momento de cambiar para siempre la idea que se tiene de Nuevo León. Sí, Monterrey es la ciudad de los negocios, las reuniones y los eventos masivos, pero también es la ciudad de las montañas. Y aunque Nuevo León no solo es Monterrey, la capital sí es la puerta de acceso a un estado de verdor y el punto de partida para aventurarse por sus pueblos de profundas raíces.

Esa otra capital

Después de visitar los sitios regiomontanos emblemáticos, como el Parque Fundidora, la Macroplaza, el Paseo de Santa Lucía y el Barrio Antiguo, hay que develar el otro rostro de la capital de Nuevo León para conocer su esencia completa. Por su ubicación geográfica, Monterrey vive al abrazo de la Sierra Madre Oriental, por lo que hay muchas áreas naturales protegidas dentro de la misma ciudad que invitan a caminar y caminar para conocer sus rincones más envidiables. 

Se puede empezar por el ícono neoleonés por excelencia: el Cerro de la Silla, reconocible a simple vista por sus cuatro cimas, desde las cuales se puede tener una panorámica única de la ciudad a vista de pájaro. En este momento natural se puede practicar senderismo y escalada, y hay varias rutas para probar las habilidades de todos los visitantes.

Y hay otra querida elevación entre los locales: el Cerro de Chipinque, inconfundible por su forma de “eme”, que le ha ganado ser otro de los símbolos de Monterrey. En la ladera norte se encuentra el Parque Ecológico Chipinque, que se puede recorrer a pie o en bicicleta, pues hay más de 60 kilómetros “rodables”, entre brechas y veredas con distintos grados de dificultad. Este parque, que tiene una extensión de 1,791 hectáreas, es hogar de cientos de especies, desde aves y mariposas hasta osos negros y pumas.

La Laguna de Sánchez, en la Sierra de Santiago, es un destino rural perfecto para el ecoturismo, sobre todo en temporada de lluvias. Crédito: Shutterstock.

También está el parque de La Estanzuela, a escasos 20 minutos del centro de la ciudad, al que todos acuden en busca de tranquilidad al aire libre, arroyos y cascadas. Cuenta con un sendero adoquinado que lleva por todo el parque, además de contar con palapas para disfrutar del día entero por aquí. 

Ambos parques, Chipinque y La Estanzuela, pertenecen al Parque Nacional Cumbres de Monterrey que, vale la pena recordar, era el área natural protegida más extensa de todo México hasta el 2000, año en que se redujo su extensión de 246,500 hectáreas a 177,395.95, abarcando no solo el municipio de Monterrey sino también los circundantes, entre ellos Montemorelos, Rayones, Santa Catarina, San Pedro Garza García y Santiago. A su vez, este parque nacional es parte de la Sierra Madre Oriental, donde se practican actividades ecoturísticas y de aventura, desde senderismo hasta cañonismo, así como avistamiento de flora y fauna. 

El Cerro del Chipinque y el parque La Estanzuela, ambos en el Parque Nacional Cumbres de Monterrey, están a pocos minutos de la capital de Nuevo León. Crédito: Shutterstock.

De nombre divino

Nuevo León presume cinco Pueblos Mágicos, pero Santiago parece ser el consentido. Quizá sea por la vecindad con Monterrey en el corazón del estado, tal vez por su paisaje montañoso con ríos cristalinos y gran biodiversidad o, simplemente, que su nombre tiene un origen divino. Se llama Santiago en honor al apóstol, como otros nobles rincones en el mundo, aunque ninguno como este pueblo abrazado por la Sierra Madre Oriental, con una historia de varios siglos que lo hacen el principal patrimonio cultural de Nuevo León y la joya natural del noreste de México. 

Apenas se llega a Santiago, hay que desacelerar el paso y respirar pausadamente para sentir su hermosura: una arquitectura colonial enmarcada en un lienzo natural de bosques y montañas. Aquí nadie recuerda que es parte de la zona metropolitana de Monterrey, a escasos 34 kilómetros de distancia. Santiago aún conserva su sabor de provincia. 

Monterrey vive al abrazo de la Sierra Madre Oriental, por lo que hay muchas áreas naturales protegidas dentro de la misma ciudad. Crédito: Shutterstock.

Cualquier itinerario debe partir de la Plaza Ocampo, el epicentro del pueblo adornado con un quiosco y una fuente de fierro y cantera, para así conocer luego las construcciones alrededor: la parroquia de Santiago Apóstol, el Palacio Municipal y los museos de Historia de Santiago, de Arte Contemporáneo y de Arte Popular. En este último, destacan las tallas de madera de ahuehuete y cantera, representativas de Santiago. 

Después hay que relajarse en una banca de la plaza principal o, todavía mejor, sentarse en alguno de los muchos restaurantes de cocina regional, pedir un menudo blanco o unos frijoles “con veneno”, así como pan de elote o pan de cortadillo para llevarse a Santiago consigo

Después de visitar los sitios regiomontanos más emblemáticos, como el Parque Fundidora o el Barrio Antiguo, hay que explorar el rostro natural de la capital de Nuevo León. Crédito: Shutterstock.

Hay sierra para todos

La Sierra de Santiago, por su parte, extiende cualquier viaje con opciones de camping para satisfacer tanto a principiantes como a campistas experimentados. Desde áreas de acampada con instalaciones básicas y espacios designados para fogatas, hasta zonas más remotas para quienes prefieren una experiencia más intrépida en contacto con la naturaleza. Esta región cuenta con opciones para todos los gustos y se ajustan a cada necesidad.

El imponente Cerro de la Silla se alza majestuoso en el horizonte. Este ícono natural no solo define el paisaje de la ciudad, sino que también invita a explorar la conexión entre la naturaleza y la vida urbana.
Crédito: Shutterstock.

Veladas bajo las estrellas, observación de aves, ciclismo de montaña o paseos en lancha o a caballo y vistas espectaculares de los valles y las montañas circundantes, ya sea desde el mirador o en un vuelo de paratrike, son apenas algunas de las actividades que hay por aquí. Además, en esta zona se encuentran algunos de los más célebres sitios turísticos de Nuevo León: la cascada Cola de Caballo, con sus 27 metros de altura, la cascada del Chipitín, de 90 metros y el cañón de Matacanes, al que se recomienda entrar con guías especializados para tener la experiencia completa.

Nuevo León resguarda paisajes montañosos que se convierten en el destino ideal para acampar, vivir aventuras al aire libre y conectar con la naturaleza. Crédito: Shutterstock. 

En honor al general

Si se desea una escapada aún más lejana de Monterrey, más allá de Santiago, entonces hay que viajar hasta General Terán, en la región citrícola del estado. A 110 kilómetros al sur de la capital regiomontana, este pueblo nombrado en honor al general Manuel Mier y Terán, héroe de la independencia nacional, invita al descanso en un entorno completamente rural ante un distintivo aroma a flor de azahar. 

Este pueblo se distingue del resto por su inmensa producción de todas las variedades de naranja y por su abundante naturaleza. Entre sus principales atractivos se encuentran la plaza Juárez, la parroquia de Nuestra Señora de la Soledad de la Mota, la presa Los Mimbres —para practicar pesca de robalo, lobina, carpa y mojarra— y el parque El Sabino Gordo, nombrado en honor a un árbol cuya antigüedad aproximada es de mil años.

Nuevo León, con su riqueza natural, alberga una amplia variedad de especies que contribuyen a la vibrante vida silvestre de sus imponentes montañas. Crédito: Shutterstock. 

El jardín de Nuevo León

Así es como le conocen a Bustamante, ubicado a 110 kilómetros al norte de Monterrey. Y le dicen así porque es el oasis de verdor de la región. Este otro Pueblo Mágico tiene varios atractivos, como la parroquia de San Miguel Arcángel, los museos de la Memoria Viva y de las Cosas Simples, o sus parques Ojo de Agua y El Molino, pero definitivamente sus grutas son la inspiración principal de todo itinerario. Las grutas de Bustamante, también conocidas como las grutas del Palmito, se localizan en la Sierra de Gomas y ofrecen toda una aventura bajo tierra entre estalactitas y estalagmitas de casi 3 kilómetros. 

Todo visitante regresa a casa con un recuerdo indeleble de Bustamante: aroma a pan recién hecho en hornos de adobe. 

Bustamante, a 110 kilómetros de la capital de Nuevo León, es un Pueblo Mágico en cuyas cercanías se pueden visitar las grutas del Palmito. Crédito: Shutterstock.

¿Así o más verde? En Nuevo León sobran los rincones por descubrir y las experiencias por vivir dentro de las montañas. Basta con animarse a volar a Monterrey para reencontrarse con la naturaleza y permitir que la vida al aire libre diluya cualquier estrés o ansiedad. 

EnvivaRevista

DESCARGA TU REVISTA ENVIVA VERSIÓN PDF

DESCARGA
TU REVISTA ENVIVA VERSIÓN PDF