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“Yo he de haber nacido en Sonora, en mi tierra de Álamos, con mis montañas, con mi aire, ahí es donde nace la belleza”. Así, tajante como era ella, la actriz mexicana María Félix, La Doña, hablaba de la tierra que la vio nacer, a los pies de la Sierra de Álamos y de una hermosura indómita, que mira de frente al desierto.
No existe otra forma de describir esta ciudad. Fundada en el siglo XVII bajo el nombre de Real de la Limpia Concepción de los Álamos, su arquitectura emula la de los inmigrantes andaluces que la construyeron, pero no sin añoranza: se yergue con señorial belleza propia, mestiza, como la de la misma Doña.
Ubicada al sur de Sonora, Álamos es una ciudad tranquila. Su clima es seco la mayor parte del tiempo, y aunque en invierno el frío puede ser intenso, comúnmente apunta más hacia el sol. Se encuentra a solo una hora y 20 minutos de Ciudad Obregón, donde la tierra remonta en tonos de oro y esmeraldas.
En su momento, Álamos fue una de las ciudades mineras más ricas del norte gracias a la veta La Europea, descubierta en 1683 al pie de la Sierra de Álamos; dos años después, se fundó oficialmente esta ciudad. Incluso, en su Casa de Moneda se hicieron pesos fuertes, de plata y oro, además de monedas para Canadá y Estados Unidos.
Uno de sus máximos atractivos es saber que aquí pasó su infancia María de los Ángeles Félix Güereña, una de las estrellas más grandes del cine mexicano. Desde 2002, es posible pasear por la casa de su infancia, hoy una imperdible Casa Museo, donde se ven más de 200 objetos relacionados con su trayectoria en el cine.
En muchas entrevistas, La Doña solía hablar con nostalgia de la alameda, a unos cuantos pasos de su casa, de la Plaza de Armas, de tomar un helado y pasear por el kiosco morisco que sigue coronando este sitio.
También hay que entrar a la iglesia de la Purísima Concepción, una joya barroca del siglo XVII, o a la capilla de la antigua Hacienda de los Santos, con una decoración conformada por objetos hechos a mano en los siglos XVIII y XIX. A unos cuantos pasos de la Alameda se encuentra el famoso Callejón del Beso, donde cientos de enamorados sellan su amor bajo la mirada cómplice de la silenciosa ciudad.
El kiosco morisco corona la Plaza de Armas de Álamos, rodeada de otras joyas arquitectónicas que salpican de magia este antiguo pueblo minero sonorense. Crédito: Shutterstock.
María Félix no es la única estrella que se asoma al cielo de Álamos. Su ubicación cercana a la sierra, la falta de contaminación lumínica y el cielo cristalino, casi siempre sin nubes, hace indispensable mirar al firmamento.
Esta zona de Sonora destaca precisamente por sus cielos oscuros, donde se ve la noche como en ningún otro lado, perlada de miles de estrellas. Salir a alguno de los pueblos cercanos, como Minas Nuevas, Promontorios o La Aduana, donde hay muchas ofertas de ecoturismo, hace de esta experiencia un viaje para atesorar durante toda la vida.
Un poco más adelante, a solo 12 kilómetros de Álamos, se encuentra la Reserva Ecológica del río Cuchujaqui, donde se puede hacer senderismo, pescar en sus arroyos clarísimos e, incluso, dormir en alguna de sus cabañas con total comodidad y entre la naturaleza.
Para los amantes de la pesca, las presas cercanas son un paraíso para practicar esta disciplina como un deporte. El Venadito, Mocúzari y Adolfo Ruiz Cortines son los nombres de los tres cuerpos de agua artificiales cercanos a Álamos.
Como buen rincón de Sonora, Álamos tiene una gastronomía rica y diversa, pensada para sus días calurosos y sus noches frías. Los burritos, elaborados con enormes tortillas de harina, la carne machaca y la chimichanga, un burrito de frijol con queso frito, destacan como platos diurnos.
Cuando falta calor, el caldo de queso y el pozole de pobre, que en lugar de carne lleva frijoles pintos, son la alternativa ideal; a estos se suman otros platos regionales, como el picadillo, que se acompaña con un buen bacanora.
Para la merienda, nada mejor que un champurrado de maíz recién tostado y tamalitos de elote. Y como postre, las conservas de limón o un recipiente con cajeta son la opción estelar para sentir el calor de hogar de una tierra que, apenas se llega, ya abraza.
Lugar de infancia de la diva del cine María Félix, Álamos tiene una casa museo con más de 200 objetos relacionados con su trayectoria. Crédito: Shutterstock.
Si estás buscando un destino diferente, perfecto para un fin de semana romántico o una escapada llena de magia, vuela a Ciudad Obregón, Sonora, y escápate a la Ciudad de los Portales, en la hermosa Sierra de Álamos.